El Sporting, entre el desafío deportivo y el ruido de sables: así está la situación del club

El litigio entre Orlegi y la justicia mexicana abre otro frente en plena lucha por la salvación mientras Guerra vuelve tras valorar en Estados Unidos con Irarragorri cambios por el fracaso de esta temporada

David Guerra, en Mareo.    | ÁNGEL GONZÁLEZ

David Guerra, en Mareo. | ÁNGEL GONZÁLEZ

Ángel Cabranes

Ángel Cabranes

Cádiz

La incertidumbre lleva semanas acompañando al Sporting. Lo hizo desde el plano deportivo hasta que la llegada al banquillo de Asier Garitano pareció despejar, a golpe de doble victoria, parte de la marejada. Se añadió al movimiento de sillas en Mareo, con la puerta abierta a más cambios, según apuntó José Riestra, director global de fútbol de Orlegi. Lo último en conocerse ha sido el recrudecimiento del litigio abierto entre la justicia mexicana y el dueño del conjunto rojiblanco a cuenta de unos 700.000 euros reclamados por el fisco a Santos Laguna. Todo en un contexto sin la salvación cerrada y con David Guerra, presidente ejecutivo, de vuelta de Estados Unidos tras tratar con Alejandro Irarragorri, presidente de Orlegi y declarado prófugo por la justicia mexicana a cuenta de discrepar en si fue apercibido formalmente para declarar en territorio mexicano, para valorar cambios. Muchos frentes abiertos y demasiado ruido de sables.

Orlegi atraviesa su mayor bache desde su desembarco en Gijón para relanzar al Sporting. Tres años abiertos con las dudas de ir tomando el pulso a una ciudad, una afición y un club complejo. Después de un relevo en el banquillo a medio camino, con Miguel Ángel Ramírez sustituyendo a Abelardo, y una sufrida salvación, la segunda temporada pareció mostrar que las ideas y el plan del grupo mexicano para acercar la vuelta a Primera funcionaban. No acabó de confirmarse.

Si a Orlegi se le acusaba de tomar decisiones sin dejarse guiar por lo que gustase o no a la afición, su decisión más popular fue el inicio de una deriva que ha llevado al equipo a verse otra vez apurado para atar la salvación. La apuesta por Rubén Albés para el banquillo, una vez Ramírez emprendió nueva etapa en Catar, era la más deseada por el sportinguismo, quien vio en el técnico conocimientos y propuesta para volver a lo más alto. También se alineó con el vigués al reclamar un mayor esfuerzo en la inversión en plantilla. El tiempo dejó evidencia de que faltaban piernas, pero jugó también en contra de la credibilidad de Albés, quien acabó con la paciencia de su mayor sostén, el sportinguismo. El margen lo llevó al límite la directiva rojiblanca, elevando el efecto de la caída iniciada en diciembre e imposible de detener hasta que Asier Garitano apareció para ganar en Elda y hacer lo mismo frente el Mirandés.

Siendo Gijón una ciudad de extremos, donde en quince días se pasó de ver el descenso como un destino de difícil solución, a mirar al play-off tras el doblete con el técnico de Bergara, obligado a señalar a quienes "se les va la pinza" por invitar a soñar, la derrota en Cádiz ha devuelto a esa situación de preocupación y calma tensa. No solo por el resultado, también por la incómoda actualidad que rodea al Grupo Orlegi. El litigio con la justicia mexicana, aunque conocido desde hace meses, ha añadido dudas a quienes no entienden las verdaderas razones que han llevado tantos meses a Washington a Alejandro Irarragorri. El último capítulo ha añadido argumentos a quienes ven en todo esto algo que desprestigia al club rojiblanco y enmaraña su futuro. El Grupo se ha defendido a través de un comunicado en el que subraya que "hará valer sus derechos y rechaza cualquier intento de presión, aunque sea disfrazado de acto judicial".

Orlegi sabe que no atraviesa su mejor momento en el Sporting y está dispuesto a apretar el acelerador. Empezando por la primera plantilla. Ejecutar la opción de compra de Dubasin es uno de esos movimientos estratégicos para dar forma al proyecto que se echa en falta tras acumular veranos con salidas y entradas de más de una decena de jugadores. También el interés en seguir contando con Gelabert, nada sencillo. Y de ahí, a Mareo, con el filial en el ojo del huracán y Óscar Garro, director de categorías inferiores, en boca de todos.

En momentos de incertidumbre, Orlegi quiere caminar hacia las certezas que permitan recuperar credibilidad en el verde y en la calle para volver a compartir la ilusión vivida hace menos de un año. Hacer ver sus aciertos más allá del desarrollo de infraestructura y materializar, a ojos del seguidor de a pie, esa inversión en plantilla que se le ha reclamado especialmente este año, es el mayor desafío una vez se consume una salvación que se da prácticamente por hecha, pero que entre tanto ruido de sables se corre el riesgo de volver a descuidarse.

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