Opinión
Sporting de vergüenza

La equipación del Sporting de esta temporada. | MARCOS LEÓN
Y para acabar esa Infra-Liga de Segunda, "ostentóreamente" llamada Hypermotion, otra victoria engañosa: minutos antes de terminar el partido, un equipo ya descendido, el Racing del Ferrol (villa antes del Caudillo), disfrutó de dos oportunidades clamorosas para empatar el encuentro, tras dos regalos defensivos oceánicos, tónica habitual durante el año de una defensa de chichinabo. Pero los gallegos las fallaron.
Por poner las cosas en contexto: esta casa, el Sporting, estuvo durante años en manos de unos propietarios-gestores que eran una absoluta calamidad. Sin paliativos. Consecuentemente, de un país lejano, porque los adinerados de aquí no tienen sobrante para liviandades, llegaron unos Reyes Magos que traían oro, incienso y mirra y venían a enseñarnos cómo se gestiona una empresa deportiva moderna. Con el copyright del capitalismo norteamericano avanzado, el Sporting y Gijón iban a flotar en glorias y dinero. En dos palabras, una especie de Florentinos de tercera, pero Florentinos, que, por supuesto, también construirían un nuevo estadio–pirámide. Sonaban los violines de la revolución, variante "avant la lettre" en Gijón de la motosierra de Elon Musk. Con ella iban a reverdecer los tiempos de los Quinis, Ablanedo, Maceda, Valdés, Luis Enrique, Villa... (se olvida interesadamente que de este apartado rincón del Universo salieron esas figuras y algunas otras, y sólo con "tecnología" ancestral y casera –decencia y sensatez–, logro que debemos a Carlos Méndez Cuervo y Viejo Feliú). Encima, estos modernos visitantes iban a comprar, de lo bueno, lo mejor y convertir Mareo en el Harvard del fútbol asturiano–mexicano–español, gracias a su larguísima experiencia y conocimientos en gestión de emporios deportivos. Plasmados nos quedamos.
Parole, parole, parole. La cosa empezó pronto a tener mala pinta. Y conforme rodaba, empeoraba. Ahora, varios años después, se ha confirmado lo que se intuía: que el emperador está desnudo. Resulta que el director de orquesta que pusieron para sustituir a los nefastos gestores autóctonos no sabía de fútbol, ni de gestión, sospechamos. La cosa se estropeó definitivamente cuando se hizo patente que el método que traían era el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, hazaña que, como todo el mundo sabe, nadie ha podido repetir después de Jesucristo: o sea, montar un equipo sin gastar un duro y multiplicando jugadores / desechos de tienta. Resultado, ha faltado un pelo para que con ese método nos mandasen a Tercera. Las causas las ve cualquiera. La defensa, una verbena: los centrales, monjas ursulinas ("insulinas", diría una "miembra" del gobierno) incapaces de meter el pie, de ganar un balón por alto, permanentemente descolocados / descoordinados y el rival desmarcado; los laterales, de risa patética (salvo Cote, pero muy limitado por edad): no tienen velocidad ni cintura, no "enciman" al contrario, le dejan lanzar plácidamente unos centros–misiles que acaban casi siempre en remates mortales. El centro del campo, un vacío que atraviesan, sin obstáculos, los contrarios. Y confeccionado con jugadores blandos, estilistas sin fuelle físico para la guerra que fallan pases continuamente. O sea, lo que en Gijón se llamaba "jugadorinos", es decir, mucho postureo y ninguna sustancia. Los delanteros, salvo dos excepciones, de saldo. No valen ni para una pachanga de casados y solteros. Y sobre el nuevo entrenador, que parecía sensato, sólo una frase: le acompañó la suerte, de lo que nos alegramos, pero ha mostrado alarmantes señales de comprensión–mimo con los graves errores de sus pupilos. Por ese camino acabará inmolado como sus predecesores. En resumen, de más / menos veinticinco jugadores de plantilla, valer, valer, valen media docena. Evitaremos nombres para que nadie se ofenda.
La conclusión está al alcance de cualquiera: sin calidad no puede haber Primera. Y sin dinero no puede haber calidad. ¿Cómo puede creer cualquier persona sensata que con esos mimbres se puede llegar a Primera, o aguantar sin sobresaltos en Segunda? Y menos que nadie pueden creerlo señores que, supuestamente, saben de esta clase de empresas. Y, si no, que miren a sus competidores / compatriotas de Oviedo. Lo que nos lleva al gran enigma: ¿a qué han venido a esta lejana tierra estos capitalistas supuestamente entendidos en emporios deportivos? ¿A convertir el club en una escombrera y acabar, al final de la aventura, sin honra y sin dinero, por adaptar al caso la famosa frase de Churchill? Cabe dudarlo. Seguramente, habrá otras intenciones. Haga el lector sus conjeturas. Tras el pecado / desastre ahora están intensamente dedicados a la penitencia, es decir, a cubrir sus cabezas de ceniza y dar con las claves del desaguisado. Pueden ahorrarse la cacareada autocrítica, las causas se conocen de sobra: dinero, dinero, dinero, y cabezas dotadas.
Naturalmente, nada de todo eso exonera a los demás de responsabilidades. Tras años de aguantar magias potagias, los culpables del engaño ya no son los engañadores, sino los engañados. Es decir, el sportinguismo. En el otrora sagrado estadio de El Molinón reina desde hace años la cofradía de la infinita misericordia: o sea, La Mareona. Gentes que, por amor al club, dicen, tragan lo que les echen. Sin límites. Justificación: los "probinos" son los nuestros. O sea, pseudo–socialismo futbolístico a la violeta. Pero tanto aplauso injustificado, tanto apoyo desmesurado, tanta permisión frente a fallos y carencias de los "atletas locales" lleva a lo que lleva: al abismo de la Tercera División. Conviene recordarle a ese sportinguismo posmoderno que la mayoría de los futbolistas que pisan hoy –inmerecidamente– este campo sagrado habrían sido pitados inmisericordemente hace un par de decenios, cuando en Gijón todavía quedaban unos gramos de espíritu crítico, al menos en el fútbol. Donde nada se consigue sin clase, sin méritos y sin matarse. En lo demás, tampoco. Visto lo visto, queda poco espacio para el optimismo: estos señores difícilmente van a poder prescindir de su milagroso método de la multiplicación de los panes y los peces, entre otras razones porque parece que falta parné para gestas más imperiales. Así que seguirán los sufrimientos. Tampoco cabe duda sobre quién va a pagar los platos rotos del vistoso "party": la ciudad, que no sale de su atasco. Bella durmiente que disfruta creyéndose sus propios cuentos. Mexicanos.
Suscríbete para seguir leyendo
- Granizo como piedras en Asturias: la Aemet activa la alerta naranja por tormentas muy fuertes para esta tarde
- Koldo García cambia de defensa... y escoge a esta abogada asturiana, que logró una sonada sentencia en un caso de pederastia y ya representó a su entorno
- Precintadas varias atracciones de las fiestas de La Corredoria por este incumplimiento: 'Ya estuvieron en otro barrio de Oviedo y funcionaron sin problema...
- Los bomberos intervienen en un piso del centro de Gijón: entraron a la vivienda por la ventana
- Mañana es el día más feliz del año (constatado por los expertos) y en Asturias hay algunos planes para celebrarlo
- Una plaga de este pez invasor merma la presencia de trucha autóctona en Ribera de Arriba: 'Es un gran problema
- La pillada a Montoya y Anita por las calles de Madrid pese a los rumores tras perder Supervivientes: 'Algo ha cambiado
- Feliz cumpleaños Silvita, te llevo en el corazón': la Abadesa de las Clarisas de Villaviciosa recuerda con emoción a la monja mexicana fallecida en 2024