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El demoledor dato de Orlegi en el Sporting: del "más breve" al único en cuatro temporadas

El dueño del conjunto gijonés busca una reacción con un cambio en el banquillo tras cinco derrotas consecutivas

Asier Garitano abandonando Mareo.

Asier Garitano abandonando Mareo. / Ángel González / LNE

Ángel Cabranes

Ángel Cabranes

Gijón

Un entrenador cada 33 jornadas de Liga. En la cuarta temporada de Orlegi al frente del Sporting, el grupo mexicano no ha conseguido devolver la estabilidad a un banquillo que suma su quinto entrenador tras llevarse por delante a Abelardo, Miguel Ángel Ramírez, Rubén Albés y Asier Garitano. De todos ellos, Ramírez fue el único en completar una campaña, la que permitió la disputa del último play-off de ascenso, en la 2022-23. La estancia más breve ha sido la de Asier Garitano, el último en ser destituido. Llegó para salvar al equipo del fuego del descenso, a falta de ocho jornadas, y lo deja a la siguiente temporada, tras ocho jornadas iniciales en las que no se registraban cinco derrotas consecutivas desde 2007, con Manolo Preciado como entrenador.

Abelardo, 23 partidos.

Fue el entrenador bisagra. Su llegada en mayo de 2022 correspondió a una llamada a la desesperada del anterior propietario, Javier Fernández, para evitar el descenso del equipo. Fue el tercer técnico ese curso y, con cuatro jornadas por delante y un horizonte oscuro, el Pitu levantó al equipo. La venta del club al Grupo Orlegi, ese mismo verano, abrió un nuevo ciclo que duró 23 partidos de Liga. La falta de sintonía empezó a hacer mella con el paso del tiempo y todo saltó por los aires cuando los resultados se debilitaron y el mercado de invierno evidenció la diferencia de criterios.

Ramírez, 61 partidos.

Su llegada supuso romper totalmente con la idea y propuesta anterior. Si Abelardo representaba los últimos éxitos del club, como futbolista y como entrenador, la incorporación de Miguel Ángel Ramírez fue la búsqueda de un perfil más vanguardista, con éxitos a nivel internacional, pero sin experiencia en el fútbol profesional español. Tras llegar con la temporada iniciada, cerró el curso más cerca de la zona baja que de regresar a la pelea por el ascenso. Lo consiguió al año siguiente, tras un verano con más influencia en los fichajes y con la plantilla adaptada a una metodología que permitió soñar con el ascenso. Tras caer con el Espanyol en el play-off, no llegó a un acuerdo para su renovación.

Rubén Álbés, 34 partidos.

La apuesta más decidida de Orlegi. El fichaje del vigués se entendió como una perfecta evolución del trabajo realizado por Miguel Ángel Ramírez. Su contratación también contó con un importante desembolso económico en relación a sus antecesores y el idilio duró hasta la primera vuelta. Los malos resultados registrados en el mes de diciembre acabaron siendo una losa para un equipo que se olvidó de ganar. Duró 34 partidos de Liga, siendo los últimos 9 de una racha tremendamente negativa: seis empates y tres derrotas. El desplome hizo al equipo pasar de pelear por el play-off, a poner en riesgo la permanencia.

Garitano, 16 partidos.

Llegó con la necesidad de recuperar la confianza y las victorias y su inicio no pudo ser mejor. Salvó con triunfo el "match-ball" de la visita al Eldense, donde el equipo se jugaba entrar en descenso, y sumó cinco victorias (y 3 derrotas) en las últimas ocho jornadas de Liga. Se ganó renovar un año más y en la actual temporada ha ido de más a menos. Tras un inicio con tres victorias consecutivas, la remontada en casa ante el Albacete (3-4) y la pobre imagen ante el Castellón (3-1) le dejaron sin crédito entre la afición y el club.

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