Sin presión: la reflexión de Rafa Gutiérrez tras el relevo en el banquillo del Sporting
Tenemos historia, pero nos falta presente y Borja Jiménez lo tiene

Borja Jiménez, ante Guille / Ángel González / LNE
En una entrevista que le hicieron a Cote (¿Existe alguna posibilidad, por pequeña que sea, de que vuelvas?) en el Podcast Barber Clab le preguntaban si estaba nervioso el día de su debut en liga. Diecinueve años, el Camp Nou y enfrente, en su banda, un tal Messi. La respuesta de Cote fue impagable. Vino a decir que, al margen de la inconsciencia propia de la juventud y la que traía de serie, de nervios nada, "¿Si a Messi no lo paró nadie, voy a paralo yo? No tienes nada que perder. Presión cero".
Quizá a Borja Jiménez haya que darle un poco de ese espíritu Cote. ¿Si en casi diez años a este equipo no lo subió nadie, voy a subirlo yo? Ya sé que no invita mucho al optimismo y que un coach de motivación personal igual no opina igual, pero creo que hay que quitarle presión, que hay que quitarnos presión; que en este interminable juego de la oca en el que estamos no hacemos otra cosa que volver a la casilla de salida.
Fue un legado raro el que nos dejó Garitano. Seguro que si nos retrotraemos a los días previos a su llegada, la mayor parte de la afición hubiera apostado por el empate como el resultado que más íbamos a presenciar… y ni uno; "puerta grande o enfermería", que decía José Ramón Sandoval. Hubo partidos raros con Garitano, muy raros. El gol anulado (VAR mediante) al Eldense por una mano surrealista de Fede Vico marcó el camino del esperpento en el que se convirtió la derrota en El Molinón contra el Albacete.
La sucesión de acontecimientos tras el partido de Castellón fue algo parecido a un alivio de luto. Me da la impresión de que todas las partes tenían ganas de poner fin a una relación a tres (directiva, afición y entrenador) que no había terminado de cuajar; "no sos vos, soy yo". Lo del partido fue atroz. El equipo blanquinegro parecía la encarnación del Bayer de Múnich, qué ritmo, qué velocidad, qué presión, y nuestro Sporting, un convidado de piedra al que habían invitado como sparring para deleite de los aficionados locales. Ni el regalo en forma de gol, ni la oportunidad de Otero pueden maquillar una imagen tan desastrosa.
A Borja Jiménez le toca debutar contra el líder de Segunda, un Racing de José Alberto que es lo más parecido a lo que podemos aspirar a aquel Barça de Guardiola contra el que debutó Cote. El entrenador llega con unos cuantos ascensos a sus espaldas pese a su juventud y con un prestigio que, a día de hoy, es superior al del Sporting. Tenemos historia, pero nos falta presente. Borja Jiménez tiene presente y quiere hacer historia en un club de rancia solera y brillante historial. Es joven y al lado va a tener una masa social cada vez más joven y que no disfrutó en directo de sus años felices. A mí me gusta la combinación y si el domingo ganamos nos ponemos a cuatro del actual líder. Pero sin presión, Borja. Partido a partido.
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