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La reacción de la plantilla a la llegada de Borja Jiménez: el Sporting despierta y recupera la autoestima

El técnico rojiblanco ha reactivado al equipo y explota el triángulo Gelabert-Otero-Dubasin

Borja Jiménez da instrucciones durante el partido en el José Zorrilla.  | FACTORÍA 9

Borja Jiménez da instrucciones durante el partido en el José Zorrilla. | FACTORÍA 9

Andrés Menéndez

Andrés Menéndez

Gijón

Borja Jiménez ha despertado al Sporting, un equipo que ha pasado de un estado de depresión, tras encadenar cinco derrotas consecutivas, a sentirse capaz de ganar a cualquier rival y en cualquier estadio. Pocos más exigentes que el José Zorrilla de Valladolid, donde rojiblancos lograron el triunfo (2-3) el domingo. El técnico abulense ha tenido un impacto sobresaliente en el conjunto rojiblanco, con dos victorias consecutivas frente a aspirantes al ascenso como el Racing de Santander y el Valladolid.

Refuerzo de autoestima a la plantilla.

Borja ha conseguido que la plantilla recupere la confianza perdida. En apenas dos semanas al frente del equipo, ha logrado reforzar el ánimo de un grupo que se sentía vulnerable y falto de seguridad tras la racha negativa. "Somos capaces de competir contra cualquiera", ha repetido el entrenador a sus jugadores. La mentalidad del vestuario ha cambiado. El triunfo en Zorrilla marca un antes y un después en ese proceso. Hasta ahora, el Sporting no había sabido rentabilizar su capacidad para ponerse por delante en el marcador. El ejemplo más claro, el partido en Almería: los rojiblancos se adelantaron, pero se vieron penalizados por decisiones arbitrales y errores propios. En Valladolid, sin embargo, el equipo mostró fortaleza mental, resistió los peores momentos del encuentro y supo gestionar la ventaja. Lo mismo ocurrió ante el Racing, donde el grupo también resistió el empuje rival.

Dirección del partido.

El abulense está destacando sobremanera en un aspecto: su capacidad para leer los partidos y corregir sobre la marcha. Su brillante lectura en Valladolid fue clave para que el Sporting completara la mejor segunda parte de la temporada. Cambió el sistema —del 4-2-3-1 al 5-2-3— colocando a Gaspar como carrilero, reforzando la zaga sin perder mordiente en ataque. Con esa nueva estructura, Gelabert se movió con más libertad por dentro, Otero se ubicó en la izquierda y Dubasin en la derecha. El resultado fue un Sporting más firme atrás y letal a la contra. "Hicimos un cambio de estructura para dominar el partido", explicó después Pablo Vázquez, reflejando la claridad con la que el equipo entendió los ajustes de su entrenador.

Capacidad de adaptación al entorno.

Borja Jiménez ha mostrado un alto conocimiento de la plantilla y de la categoría, además de una virtud poco común: cero ego. Lejos de imponer un modelo cerrado, ha sabido adaptarse al perfil de sus jugadores. "Cuando me dicen cómo me gusta el fútbol, siempre respondo que depende de lo que me permitan mis futbolistas. Tenemos jugadores muy potentes para ir al espacio y medios que envían bien", explicó en la sala de prensa de Zorrilla. El nuevo técnico ha mantenido algunas virtudes del Sporting de Garitano, como la velocidad al contragolpe y el juego directo, pero con su sello personal: más equilibrio, más pausa y un punto de madurez competitiva.

El triángulo Gelabert-Dubasin-Otero.

Borja ha potenciado al máximo la versión ofensiva del tridente formado por Gelabert, Dubasin y Otero. Los tres han dado un salto de nivel en los últimos dos encuentros. Otero se reencontró con el gol (doblete en Zorrilla), Gelabert sigue siendo el faro creativo del equipo y Dubasin atraviesa su mejor momento: dos goles en dos partidos, un penalti forzado y una asistencia en Valladolid. El trío se ha convertido en la mejor representación del cambio que impulsa Borja Jiménez: un Sporting más convencido, más valiente y, sobre todo, más competitivo.

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