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Así fue el día después de Nico Riestra desde Casa Fede: "Ver a tu hijo debutar con el Sporting es una sensación indescriptible"

"A lo largo de estos años hemos podido verle jugar menos de lo que nos gustaría. Los horarios son muy complicados: muchos partidos coinciden con comidas o con trabajo", cuentan desde el histórico negocio de Cimavilla los padres de Riestra, la última irrupción de Mareo

José Riestra y Yolanda González, ayer, a las puertas de Casa Fede; en el recuadro, Nico Riestra.

José Riestra y Yolanda González, ayer, a las puertas de Casa Fede; en el recuadro, Nico Riestra. / Lucas Cid / RSG

Andrés Menéndez

Andrés Menéndez

Gijón

"Cerrado. Estoy en Mieres que igual debuta", reza el cartel desplegado en la puerta "Casa Fede". La histórica sidrería, punto indispensable en Cimavilla desde que en diciembre de 1997 Federico González cerró lo que era un concesionario –Volkswagen, SEAT– para alumbrar este local, convertido en referente gastronómico en la ciudad, cerró la noche del miércoles sus puertas. Por una vez, la incansable Yolanda no estaba frente a los fogones. Por una vez, el rostro amable de José no sonreía tras la barra del negocio.

¿El motivo? De causa mayor. Básicamente que el "guaje" de la casa –Nico– había sido llamado a filas por Borja Jiménez para la eliminatoria de Copa del Rey que el Sporting disputaba en Mieres ante el Caudal. "El martes, cuando supimos que iba convocado, ya estábamos contentos, pero sin ninguna expectativa de que jugara. No teníamos ninguna expectativa. Estábamos en una cafetería en Mieres, tomando una cerveza, y de repente nos avisan de que Nico baja al campo, que sale de titular. No nos lo podíamos creer, porque ni siquiera lo habíamos visto calentar. Estábamos fuera del campo y fue una sorpresa total", comienza José Riestra. "No tengo palabras, porque no lo esperábamos. Las oportunidades llegan así, de repente, pero no te lo crees hasta que lo vives en tus propias carnes. La ilusión era enorme, y es una recompensa a tantos años de dedicación, porque estos niños al final se entregan muchísimo al club y al fútbol", cuenta Yolanda. "Emocionada y orgullosa, porque me ha tocado vivirlo desde que era benjamín hasta ahora. Imagínate… ha sido una emoción muy grande ver a tu hijo debutar con el Sporting, añade Yolanda. "La emoción fue enorme. Alegría, orgullo… ver a tu hijo debutar con el primer equipo es algo indescriptible", reconoce José.

Por la mañana a Mareo y de tarde examen de álgebra

Son las 14: 30 horas. José y Yolanda –Yoli para todos– abren las puertas de Casa Fede a LA NUEVA ESPAÑA para mostrar el día después del destacado estreno de su hijo (Nico, o Nico Riestra) con el primer equipo del Sporting. "Ha sido difícil dormir. Tenía muchos nervios al volver del campo. Y en el estadio… nunca estuve tan nervioso en un partido. No sé si corrió más la banda Nico o yo" ríe José. El día después del debut, explican, no ha cambiado en nada sus rutinas. Como cada día, el popular negocio sigue abierto – como tantas veces, lo que eligen muchos comensales es lubina, uno de los platos estrella de la casa–. A esa hora, en una mesa, al fondo, almuerzan el abuelo, Fede, fundador de negocio, y el hermano, Gonzalo. Ni tampoco ha variado la rutina de un adolescente que ayer, después de entrenar con el primer equipo del Sporting por la mañana en Mareo, acudió por la tarde a la Universidad de Ingeniería en Gijón para hacer un examen de Álgebra. Acabar los estudios para ser un día ingeniero, subrayan sus padres, sigue siendo el "plan A" de Nico.

-¿Pero ha sido realmente un día más?

- "Ha sido un día un poco estresante, la verdad. Muchas llamadas, muchos WhatsApp, la prensa que no para de preguntar… Y, claro, también amigos y gente que hacía tiempo que no veía. Ayer mismo me llamó un amigo y me dijo: "Voy a ver al Sporting, que hace años que no lo veía". Y yo estaba nervioso”, cuenta José. El miércoles, de hecho, su teléfono se quedó sin batería.

-Como hosteleros, ¿cuánto os habéis perdido de vuestro hijo? ¿a cuántos partidos no habéis podido ir a verle jugar?

–"Es que a lo largo de estos años hemos podido verle jugar menos de lo que nos gustaría. Los horarios son muy complicados: muchos partidos coinciden con comidas o con trabajo, y al final vas a los que puedes. El del Oviedo, por ejemplo, no pudimos verlo tampoco", apunta Yolanda.

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