Pravia, V. DÍAZ PEÑAS

«No nos quitamos el susto de la cabeza». Así hablaba ayer la praviana Sonia Álvarez, que la noche del viernes resultó intoxicada junto a sus hijas de 8 y 4 años por inhalación de gases.

Todo comenzó, como narró la mujer, «después de duchar a las niñas». «Empezamos a notar mareos y nos dolía la cabeza, pero no olimos nada raro», aseguró. Sin percatarse del riesgo que corrían, acostó a las pequeñas. Una hora más tarde llegaría a casa su marido, Vicente Martínez, quien se encontró con una difícil situación. «La pequeña fue la más afectada, no dejaba de llorar y no me conocía. Al parecer fue por una mala combustión del gas en la caldera de agua», explicó Martínez.

El marido avisó al 112, que tras una primera atención en el centro de salud praviano llevó a las intoxicadas al Hospital San Agustín de Avilés. Allí pasaron la noche en observación y con oxígeno. Ayer recibieron el alta y volvieron a casa aún con el susto en las caras. Al final lo que pudo terminar en tragedia quedó en un susto que será difícil olvidar.