Tenerife

Los seis excursionistas fallecidos tras quedar atrapados en una galería de agua de Los Silos, en Tenerife, fueron enterrados ayer en medio de vivas muestras de dolor, en una jornada declarada de luto oficial por el Cabildo de la isla. Tres de los dieciséis senderistas que tuvieron que recibir asistencia continúan ingresados en la UVI de dos hospitales, uno de ellos en estado crítico, otro grave y un tercero en observación. Mientras tanto se ha iniciado una investigación para determinar las causas del accidente, con la toma de muestras en la galería, una construcción abandonada en los años sesenta que servía para captar agua subterránea del Teide. Algunas voces ya apuntan a cierta responsabilidad de la Administración, pues muchas de estas galerías, en las que se acumulan dióxido de carbono y otros gases de origen volcánico, permanecen abiertas y sin precintar. En teoría, la Administración multa a los propietarios de galerías en activo que no están cerradas.

Los fallecidos en la tragedia son Eduardo Delgado Donate, de 29 años, doctor en Astrofísica y contrato «Juan de la Cierva» en el proyecto «Estallidos»; Juan Luis Medina Trujillo, de 35 años, ingeniero de software del proyecto IMAX; el italiano Maurizio Panniello, astrofísico residente, ligado a la Universidad de La Laguna; la estudiante de Ciencias de Técnicas Estadísticas, Física e Informática Estefanía Peña Flebes, de 22 años; el licenciado en Biología Javier Jesús de Souza, de 32 años, y el estudiante, también de La Laguna, Ginés Ramírez Alemán, de 26 años. Los tres primeros trabajaban en el Instituto de Astrofísica de Tenerife, que expresó sus condolencias a los familiares y agradeció los esfuerzos de los servicios de emergencia. La Universidad de La Laguna también se sumó a las condolencias. Y el director general de la Guardia Civil y del Cuerpo Nacional de Policía, Joan Mesquida, elogió el trabajo realizado en la recuperación de los heridos, que se llevó a cabo en unas condiciones sumamente penosas, dadas las condiciones de la galería, que obligaban a un importante esfuerzo físico y a utilizar equipos de respiración asistida. Los cuerpos de los fallecidos y los excursionistas aún con vida se encontraban a unos 1.400 metros de la boca de esta galería de 3.000 metros, y la recuperación de cada uno de ellos suponía más de una hora de esfuerzo. Mesquida indicó que sin los 40 agentes que participaron en el rescate el número de fallecidos habría sido muy superior. «Han puesto en peligro su vida», sentenció Mesquida.

Ayer también se conocieron algunos relatos de las largas horas de rescate, más de 21, por boca de Mario Santana, médico del servicio de urgencia canario, que pasó la madrugada del domingo en el hospital de campaña instalado cerca de la boca de la galería, a la que, sin embargo, había que acceder tras recorrer un trecho en todoterreno y subir una fuerte pendiente. El frío de la noche se combatió con una hoguera, junto a la que descansaban los excursionistas rescatados. «Los cuatro primeros rescatados estaban debilitados y deshidratados. Les dimos alimento y agua y les acercamos al fuego», relató Santana. A un quinto que llegó en camilla, inconsciente, se le suministró oxígeno, suero y medicación hasta que quedó estabilizado. Otros dos salieron más tarde en camilla y hubo que administrarles suero y oxígeno. «A medida que se recuperaban y recobraban la consciencia hablaban y preguntaban constantemente por la suerte de sus compañeros, preocupados por ellos», continuó Santana.

Los veintinueve excursionistas confundieron fatalmente la galería de agua con otra cavidad que tiene salida y comunica con la Piedra de los Cochinos.