Oviedo, E. P. / L. Á. V.

La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Oviedo ha condenado a penas que suman los ocho años y diez meses de prisión para una ucraniana, Irina L., y su compañero, Luis Armando S. G., de 32 y 30 años, por haber estafado, mediante el procedimiento del «nazareno», a más de 80 empresas de fruta repartidas por toda España. La estafa, cometida entre 2003 y 2005, fue de tal magnitud que muchas empresas de distribución de frutas al sur de Pajares estuvieron a punto de imponer un boicot al envío de productos a la región. Se calcula que los ahora condenados llegaron a estafar no menos de 1,5 millones de euros.

El juez condenó a la mujer a la pena de cuatro años y cuatro meses de prisión. Para su pareja sentimental, la pena es ligeramente superior: cuatro años y medio. Según el fallo, los dos acusados habían elaborado un plan «preconcebido» para «engañar» a los proveedores de las empresas de fruta. Los acusados «se aprovechaban de la distancia» y de que «comercializaban con mercancía perecedera».

El fallo sostiene que cambiaban de sociedad una vez que «quemaban» la anterior por falta de pagos. Luego daban de alta otra con distinto nombre, pero para el mismo destino. El magistrado Manuel Avello, titular de la Sección Tercera de la Audiencia, condena además a los acusados al pago de indemnizaciones por importe de 80.000 euros a una aseguradora que ha pagado a las empresas damnificadas por los pedidos fraudulentos de los condenados.

La investigación se inició en febrero de 2006 tras la denuncia presentada en Posada de Llanera por un supuesto delito de estafa consistente en el impago de un pedido de fruta. A raíz de esta denuncia se inició la «operación Fruta», que se desarrolló hasta septiembre de 2006. Los acusados creaban empresas que eran dadas de alta registralmente con sedes sociales falsas en Gijón y Oviedo. La actividad declarada era el sector de la compraventa de frutas y hortalizas. Una vez constituidas realizaban pedidos de mercancía a otras empresas del sector de diversos lugares de España, vía fax o teléfono. Pagaban los primeros pagos, pero no los siguientes. Cuando las empresas pretendían reclamar no encontraban a quién hacerlo.