Villardecendias (Ibias) /

Oviedo, Pepe RODRÍGUEZ Luján PALACIOS

El fugitivo que trajo en jaque a todo el Suroccidente desde la tarde del jueves fue detenido en la madrugada de ayer, sábado, en una vivienda de Villardecendias, la localidad de Ibias donde se le perdió la pista. E. C. H., de 28 años y natural de Burgos, se atrincheró en una casa del pueblo en el que despeñó el coche patrulla que había robado a la Guardia Civil, y fue necesario emplear la fuerza para reducirlo. El resultado: cuatro agentes heridos a golpe de machete.

El detenido había intentado robar un quad en Bustelo el jueves y salió huyendo perseguido por la Benemérita. Tras ocultarse de los agentes, consiguió hacerse con uno de los vehículos que le perseguían, con el que huyó hasta Villardecendias. En este pueblo despeñó el todoterreno de los agentes por un barranco y desapareció. La Guardia Civil puso en marcha un gran operativo de búsqueda en el que participaron unos cuarenta efectivos, con patrullas de Cangas del Narcea, Degaña e Ibias, La Unidad de Seguridad Ciudadana de Oviedo, patrullas del Seprona, perros adiestrados y un helicóptero. Durante todo el viernes peinaron la zona, pero fue en vano.

El fugitivo no se encontraba en los montes, sino cómodamente instalado en una vivienda de la localidad. El hombre aprovechó la oscuridad para romper la cerradura de una cuadra en Villardecendias y colarse en ella. Allí intentó hacer un fuego pero decidió que era mejor asaltar una casa, y así lo hizo. Rompió la puerta de Casa El Truito, que en aquel momento estaba vacía, y allí se acomodó sin asomo de nerviosismo, puesto no se privó de nada: se duchó y se afeitó en el baño, se puso un pijama de la dueña de la casa, se hizo la cena en una sartén, se bebió una cerveza y una Coca- Cole e, incluso, se fumó un puro.

Además, encendió las luces y la chimenea, un detalle que llamó la atención de Rodolfo Suárez Rodríguez y su hermano, Miguel. Estos vecinos del pueblo estaban muy preocupados debido a que, según aseguran, a las cuatro de la tarde del viernes todo el operativo de búsqueda desapareció de las inmediaciones «y nosotros sabíamos que este pájaro estaba por aquí».

Como les llamó la atención que saliera humo por la chimenea de la casa y que la luz estuviera encendida, llamaron a la Guardia Civil y dio la casualidad de que en ese intervalo de tiempo llegaron los propietarios de la casa, Iván Álvarez y Vanessa González.

La joven pareja vive en Gijón e iban a pasar el fin de semana con su bebé de 14 meses a la casa del pueblo. Intentaron abrir una puerta trasera con llave y no fueron capaces. Posteriormente, comprobaron que la puerta principal estaba destrozada.

Cuando llegó la Guardia Civil el fugitivo se atrincheró en una habitación trasera; puso dos camas en la puerta para que no pudieran entrar por ella y se situó bajo el ventanuco del cuarto para asestar machetazos a cualquiera que entrara.

Los agentes desplazados al pueblo intentaron dialogar con el fugitivo, pero fue imposible, así que hubieron de actuar. Según los vecinos, los guardias civiles eran «cuatro tíos imponentes, y aun así casi no fueron capaces a acabar con él. Salían todos ensangrentados, esto parecía una carnicería», relataban ayer aún atónitos por lo ocurrido en un tranquilo núcleo con siete habitantes. Uno de los agentes presenta heridas por arma blanca en la cabeza y brazos, y fue trasladado al Hospital de Cangas del Narcea. Los otros tres resultaron heridos en los brazos, y con contusiones en las piernas.

El susto fue aún mayor para Iván y Vanessa, que «ni siquiera sabíamos nada de toda esta movida». «Gracias a Dios, nos dijeron que no entráramos, porque, quién sabe lo que podría haber pasado», indicaba ayer el joven. La pareja cree que «lo más normal es que nos hubiera robado el coche, pero tenía un machete y está claro que pensaba usarlo. Da escalofríos sólo pensarlo, con el crío y todo», aseguraba la chica.

Después de la detención quedaron en evidencia los sorprendentes detalles de la estancia del fugitivo en la casa: una sartén sucia, en la que se preparó la cena, una lata de aceitunas empezada y restos de un puro. Incluso llegó a deshacer la cama, se bañó, se afeitó y se cambió de ropa. En el momento de la detención vestía un pijama de la propietaria de la casa. A ello se suma, además, la sangre de los agentes, que salpicaba las paredes de la habitación. Iván Álvarez y Vanessa González no quisieron ni siquiera quedarse a dormir en la casa y fueron acogidos por unos familiares, pero les fue muy difícil conciliar el sueño, Vanessa sostenía que «me va a costar volver a estar aquí, no se si habré dormido tres o cuatro horas de puros nervios».

A lo largo de la tarde ayer, además, se recuperó el todoterreno que el detenido había robado y despeñado a propósito para confundir a la Guardia Civil. Los trabajos para sacarlo del barranco donde se encontraba duraron desde las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde.

El detenido permanece en los calabozos de la Guardia Civil de Cangas del Narcea, a la espera de pasar próximamente a disposición judicial, acusado de los delitos de atentado a agente de la autoridad, robo de vehículo, daños, allanamiento de morada y homicidio en grado de tentativa.