Puerto Príncipe, Agencias

Estados Unidos es el único país que se está mostrando capaz de enviar la ayuda que necesita la devastada Haití. Mientras la ONU aún no ha aprobado la ampliación de su misión en 3.500 soldados y policías más y los europeos aún no han logrado hacer llegar todo su potencial a la isla, los norteamericanos han plantado en Haití unos once mil soldados, han comenzado a poner un poco de orden en la entrega de ayuda humanitaria, se disponen a limpiar los muelles de Puerto Príncipe y ampliar en dos pistas más el aeropuerto de la capital haitiana. Sin desmerecer la labor realizada por los Bomberos españoles, que han rescatado a once personas en la semana que estuvieron en Puerto Príncipe, los equipos norteamericanos son los que más éxitos pueden apuntarse.

Esto no quiere decir que los estadounidenses no estén encontrando dificultades, especialmente por lo que se refiere a las comunicaciones terrestres, cuyo mal estado ha obligado a que la ayuda humanitaria se entregue desde aviones, en paracaídas, única forma de acceder a zonas muy castigadas de la isla.

También están acelerando una salida para los niños haitianos que se han quedado sin padres ni familia a la que recurrir. Por el momento son 51 los niños que han sido trasladados a Estados Unidos para que sean adoptados. Es el caso de la familia Poulter, que ayer se llevó a Estados Unidos a Maya, su nueva hija, junto a otros cuatro menores que están a la espera de ser adoptados. Estos traslados de menores a Norteamérica han causado malestar en algunas organizaciones, como UNICEF, que critica el hecho de que se esté desarraigando a los menores.

Claro, que la labor norteamericana también ha generado todo tipo de críticas, especialmente entre los gobiernos populistas de Hispanoamérica. Ahí están las críticas de Hugo Chávez, el presidente venezolano, que ha llegado a afirmar que el terremoto ha sido producto de las pruebas realizadas por Estados Unidos con un arma sísmica, según publica ABC, remitiéndose a la cadena de televisión Vive.

También el presidente boliviano, Evo Morales, ha pedido una reunión urgente de la ONU para «repudiar la intervención de Estados Unidos», y hasta el futuro ministro de Defensa uruguayo, Luis Rosadilla, ha manifestado su «profunda preocupación» por el despliegue norteamericano, al considerar que los Estados Unidos son «un país con vocación casi genética de imperialismo y colonialismo».

En Europa las críticas se han suavizado, y hasta el PSOE se ha mostrado satisfecho con el despliegue norteamericano, después de que el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el presidente francés, Nicolás Sarkozy, agradeciesen el esfuerzo de Estados Unidos.