Mérida, Agencias

Se olvidaron de él para siempre. Antonio Izquierdo, el último de los hermanos responsables de la terrible matanza de Puerto Hurraco, descansará en una fosa común en Badajoz, después de que nadie de su familia haya reclamado su cuerpo, ni tan siquiera algún familiar lejano. De esta manera, el asesino no descansará en Mérida junto a sus tres hermanos, tras ahorcarse en la prisión de Badajoz en la madrugada del sábado a los 73 años.

Siguiendo el protocolo establecido para estas ocasiones por la Dirección de Prisiones, Izquierdo será enterrado este martes en la capital pacense y no en Mérida, donde se dio sepultura primero a sus dos hermanas en el año 2005. Ambas fallecieron por muerte natural en el hospital psiquiátrico de la capital extremeña, en el que fueron recluidas tras el juicio por orden judicial. También en el cementerio de Mérida, en 2006, se enterró a su hermano Emilio, el otro autor de los disparos que terminaron con la vida de nueve personas y dejaron nueve heridos graves. Su hermano falleció en la cárcel de Badajoz por un infarto al corazón.

Izquierdo se ahorcó alrededor de las dos de la madrugada del sábado en la cárcel de Badajoz. Los funcionarios se encontraron el cadáver del interno colgado de las rejas de la ventana, utilizando para ello trozos de sábana anudados. El suceso se produjo en el módulo de enfermería, al que fue trasladado de forma preventiva hace algunas fechas debido a que su estado de salud había empeorado en los últimos tiempos.

Precisamente, ese mismo día, según confirmaron fuentes penitenciarias, el menor de los Izquierdo hubiera quedado en libertad si no se le hubiese aplicado la «doctrina Parot», por lo que aún le quedaban por cumplir otros cinco años más de pena. Su comportamiento en prisión, sin relacionarse con los demás presos ni realizar trabajos para la comunidad, desaconsejó la aplicación del tercer grado. El hecho de conocer hace relativamente poco que debía de pasar todavía más tiempo en la cárcel pudo producirle, según algunas fuentes, un fuerte golpe moral lo que le habría llevado a tomar la decisión de acabar con su vida.

Antonio Izquierdo y su hermano Emilio fueron condenados cada uno a 344 años de cárcel por la matanza de Puerto Hurraco, que conmocionó a la sociedad española el 26 de agosto de 1990. Ambos asesinaron a nueve personas y dejaron heridas a otras ocho. El crimen se fraguó por la obsesión de vengar la muerte de su madre en un incendio, culpabilizando de ello a Antonio Cabanillas. Años después, y de forma indiscriminada, los Izquierdo dispararon de noche por las calles del pueblo de Puerto Hurraco, donde vivía la familia de los Cabanillas, convirtiéndole para siempre en el paradigma de la España negra.

Armados con escopetas, abrieron fuego sobre vecinos que nada tenían que ver con la familia, niños, y visitantes veraniegos del pueblo, además de varios heridos que quedaron inválidos para toda la vida. Tras ser condenados, fueron primero trasladados de urgencia a la cárcel Córdoba y luego a la de Almería por el rechazo de los presos que convivían con ellos.