Tenerife, Antonio HERRERO

Los padres del pequeño Néstor Aquiles Navarro González, de 3 años, jamás pudieron imaginarse a pensar que el perro pit bull que hacía poco menos de un mes fueron a buscar a la perrera de Valle Colino acabaría con la vida de su único hijo ayer a dentelladas. La tragedia comenzaba sobre las tres y media de la tarde, en la calle Don Diego del barrio de La Gallega, en el sudeste de la capital tinerfeña, concretamente a la altura del número 38. Sobre esa hora saltaba la alarma en el interior de la vivienda ocupada por Néstor, de 23 años, y Rocío, de 22, padres del pequeño fallecido.

El perro, de unos dos años, se abalanzó sobre la madre, que sostenía al niño en sus brazos, y comenzaba un feroz ataque. A pesar de los intentos por parte de Rocío y de los gritos de su esposo, el pit bull no soltaba al menor, que lloraba desesperadamente. Los minutos parecían una eternidad y los padres no podían retirarle al perro el niño puesto que éste amenazaba a cualquiera que se acercase.

Entre tanto, uno de los padres de Néstor llamó a las emergencias, que enviaron una ambulancia hasta el lugar. No obstante, ante el cariz que tomaba el asunto y después de las explicaciones de los progenitores, el jefe de sala decidió mandar una segunda ambulancia al tiempo que se personó la primera patrulla de la Policía Local. Uno de los enfermeros de la ambulancia hizo frente al pit bull, al que consiguió engañar y encerrar en el cuarto de baño. El niño falleció camino del hospital.