Oviedo, Sara ARIAS

«No pasé miedo, sólo me quejaba del dolor». Este es el recuerdo de Constanza Troiano Puig del pasado 21 de agosto, cuando se precipitó con su bici veinte metros desde uno de los puentes de Valdés, de la antigua carretera nacional, mientras hacía el Camino de Santiago.

Troiano, de 18 años, recuerda que «había una bajada y cuando vino la curva me cambié al carril contrario y choqué contra el pretil». Lo que vino después fue una caída a lo largo de veinte metros hacia el río Cabo. «Ya estaba viendo que me iba a golpear porque comencé a dar vueltitas por los árboles», explica. Esa misma vegetación fue la que le libró de un golpe más grave. A los diez metros las copas de los árboles frenaron la velocidad de la caída. También la mochila que llevaba a la espalda favoreció que el impacto contra las piedras del suelo fuese más liviano, dentro de la gravedad de las heridas que sufrió. La bicicleta, con 12 kilos de alforja, también salió por los aires tras el accidente, pero por suerte no cayó encima de Troiano, sino que se quedó en las ramas de los árboles.

Cuando estaba abajo esperando a los servicios de emergencias, afirma, «sólo me dolía la espalda, sentía las piernas como si se me estuviesen clavando y me aconsejaron desde el puente que no me moviese». Su hermano Jordi asegura que él «sí que sentía miedo. Intenté bajar pero Rafa, otro peregrino que iba con nosotros, me frenó porque era imposible».

El rescate lo realizó un helicóptero de los Bomberos de Asturias, que tuvo que desplegar una cuerda de 45 metros para bajar a un médico que realizó los primeros auxilios y rescató a la joven, que fue trasladada inmediatamente al Hospital Central de Asturias, donde permaneció en la uvi hasta el sábado pasado. El diagnóstico de Troiano era grave: varias fracturas costales, neumotórax, un hematoma intrahepático, fractura lumbar y de clavícula, así como diferente heridas por el resto del cuerpo. Al recordar todos los pormenores del accidente, su madre, Ramona Puig, explica que «es un milagro que esté viva».

En espera de su traslado el próximo jueves a un centro hospitalario de Cataluña, donde reside, Troiano ya se plantea volver a hacer el Camino de Santiago. «Ese trozo seguro que no, pero haré el camino «francés» y también en bici, aunque usted no quiera», le dice a su madre.