El Valledor ha sido arrasado por el fuego. Desde el Pozo de las Mujeres Muertas hasta Berducedo, el valle que cruza esa parte del concejo de Allande fue pasto de las llamas durante la tarde, noche y madrugada del domingo. Unas 4.000 hectáreas, según el alcalde de Allande, José Antonio Mesa, habrían sido convertidas en ceniza. Siete casas se quemaron ante los ojos de unos vecinos y unos bomberos desbordados por un fuego salvaje que cruzó el valle en un suspiro impulsado por unas rachas de viento que alcanzaron los 110 kilómetros por hora.

El incendio se inició, según los vecinos, en las brañas del pueblo de Collada, el domingo por la mañana. Allí se produjo un incendio hace una semana y sería de esas brasas de donde partió la destrucción. El fuego bajó hasta el propio pueblo. Unos veinte vecinos acudieron allí para tratar de contener las llamas y ayudar a Benigno López, el único habitante en invierno. «Bajaba el fuego por encima de las casas. Incluso quemó dos. Nos pusimos a tornarlo, pero era casi imposible. Pasaba por encima de los árboles. Para no creerlo», relató López.

El problema se produjo cuando, a partir de las siete de la tarde, el fuego, incontrolable, comenzó a avanzar hacia el río Valledor. Entonces los vecinos que estaban ayudando a Benigno comprendieron que sus propios pueblos estaban en peligro. Manolo López, de Villanueva, aseguró: «Estaba en Collada a las siete, con el fuego sobre las casas, pero a eso de las nueve y media ya vimos que Villanueva, Tremao y demás iban a ser arrasados. Nunca vimos nada igual».

Emilio Uviaño y Gilberto García, también de Collada, llegaron sobre las diez de la noche. «Estuvimos hasta las tres de la madrugada tratando de hacer lo que se podía. Menos mal que se puso a llover porque, si no, aquí no hubiese quedado ni una piedra en pie». Fue una noche aterradora. Se hizo lo que se pudo por proteger las casas hasta la madrugada y sólo la lluvia permitió controlar el incendio. Gilberto García fue muy gráfico para explicar este fuego: «Alguno creyó que era buena idea. Teníamos que ponerle a él en medio del fuego».

El progreso de las llamas fue pavoroso. «Veníamos, por la tarde, desde el Pozo y queríamos pasar a Berducedo. Ya en Fonteta vimos que estaba quemando y, en apenas media hora, se incendió el monte. Nos dijeron que podíamos pasar en coche, pero que fuera rápido porque la situación era impredecible. Y tanto, pues a las nueve estábamos en Berducedo y ya había llegado el fuego al área recreativa», relató Francisco Suárez Victorero. En Berducedo el incendio quemó un par de pequeñas naves ganaderas y redujo a escombros el hórreo del área recreativa. Arturo López, del propio Berducedo, no daba crédito. «Nunca vimos algo igual. Cuando nos dimos cuenta, ya había quemado todo el valle. El que enciende un fuego un día como ayer es un terrorista».

Entre Berducedo y Collada el fuego quemó todo el monte que encontró, una casa en Coba, la escuela de Robledo, tres casas en San Martín y los alrededores de Tremao, Villasonte... y, en general, parte de los 17 pueblos que conforman el Valledor. En San Martín se produjeron dos pérdidas irreparables. Por un lado, se quemó el colegio que sirve de sede a la parroquia rural, con ordenadores y documentos referentes a la gestión pública del territorio y sus gentes. Y parte de la Torre del Valledor, donde el cronista del concejo, Antonio García, tenía almacenada buena parte de los documentos de todos sus años de trabajo, así como piezas de su museo. García se lamentó amargamente de lo ocurrido. «A las seis nos fuimos y no había nada. A las ocho ya nos llamaron diciendo que habían saltado las alarmas. Ya no nos dejaron pasar por Berducedo», dijo. No sólo se les ha quemado la casa, sino gran parte del trabajo de toda una vida. «Estas cosas pasan porque hay muy poca vergüenza. Se han perdido cosas irrepetibles, incalculables. Yo nunca vi esto: quemó hasta la carretera». En el monte, además, se quemó una cantidad innumerable de silos, de almacenes al aire libre y de comida para el ganado. Algunas empresas de trabajos en el monte perdieron maquinaria. El alcalde de Allande visitó la zona con los directores generales de Interior y Agroalimentación, quienes se comprometieron a ayudar a los afectados.