Un agente avilesino de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado ingresó ayer en la prisión de Villabona acusado de agredir y amenazar a su expareja, a la que llegó a encañonar con su arma reglamentaria, según consta en la denuncia. Los hechos se registraron el pasado martes. El titular del Juzgado de primera instancia e instrucción número 5 de Avilés decretó ayer el ingreso en prisión comunicada y sin fianza del presunto agresor, E. I. A., al que prohíbe además la tenencia y porte de armas de fuego, y acordó conceder una orden de protección a la víctima. El abogado del detenido, Pedro Paulino Sánchez, recurrirá el auto de prisión.
La víctima denunció haber sido abordada por su expareja a las tres de la tarde del martes cuando se disponía a entrar en el ascensor del edificio donde reside, en Avilés. Según consta en el auto, E. I. A. "la encañonó con una pistola, la empotró contra la pared y la amenazó con matarla y suicidarse". A continuación, según el mismo relato, "la hizo bajar al garaje, donde la agredió". Acto seguido, prosigue, "la llevó del portal al coche, cogida por el cuello, y la trasladó en el vehículo hasta la playa de Xagó". En el arenal gozoniego, según consta en la denuncia, el agente "se derrumbó" y dejó posteriormente a la mujer en casa de su hermana.
¿Y cuál es la versión del agente arrestado? Reconoció haber ido a casa de su expareja sin previo aviso, pero negó haberla amenazado ni agredido y también haberla obligado a acompañarle a Xagó", según el auto. También negó haber exhibido un arma y sólo reconoció haber mantenido una discusión con la mujer. E. I. A. admitió al juez que es consumidor de cocaína y alcohol y aseveró que el día de los hechos había tomado "unos gramos (de coca), Trankimazin y cervezas", según recoge el mismo escrito.
Un parte médico sobre el estado de la víctima tras los hechos denunciados recoge que la mujer presenta una serie de lesiones compatibles con la supuesta agresión, entre ellas una marca en la sien izquierda por el presunto encañonamiento. El juez considera que en este caso se da "una situación de riesgo extremo". "El hecho de que existen serios indicios de que el imputado ha llegado a amenazar a la denunciante con un arma de fuego revela una elevada peligrosidad. A ello se une una situación de consumo de cocaína, así como el acceso y conocimiento de las armas" por su trabajo, señala el juez en su auto. El magistrado considera que el agente, de 45 años, puede haber cometido tres delitos: lesiones, amenazas y detención ilegal.
