Tras el asesinato de las niñas Amets y Sara a manos de su padre, José Ignacio Bilbao, en San Juan de la Arena, han sido numerosas las voces que han solicitado limitar el acceso de los maltratadores a sus hijos y establecer un régimen de visitas más restringido. Una de esas voces ha sido la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, partidaria de suspender las visitas a los acusados de violencia de género, al considerar peligroso que los autores de este tipo de delitos sigan viendo a sus hijos.

Becerril ha pedido al Ministerio de Justicia que promueva medidas para suspender las visitas a los acusados de violencia de género y que cuando se dicten medidas cautelares por maltrato a mujeres no se imponga necesariamente un régimen de visitas.

La medida afectaría a buena parte de los 1.200 acusados de este tipo de delitos en Asturias, una cifra que se mantiene en ese límite desde el año 2012. Recientemente, la Defensora del Pueblo indicó que le parecía "muy preocupante que personas acusadas e incluso sentenciadas por violencia de género mantengan el régimen de visitas normal y habitual con los hijos". Y recomendó "que se procure que el régimen de visitas se analice con detenimiento", y se "procure evitar en estos supuestos y en estos casos porque puede ser muy peligroso, no en todos los casos pero sí en muchos". Becerril entiende que esta propuesta "merece una reflexión caso por caso muy cuidada y con mucha cautela y que se observe el perfil del maltratador y su relación con los hijos".

En el terrible caso de San Juan de la Arena, la exmujer del homicida había solicitado una orden de alejamiento respecto a ella, a raíz de una fuerte discusión. No se concedió por parte de la juez que se hacía cargo en ese momento del Juzgado de Pravia, al considerar que no había indicios que apuntasen a un ataque.

Sin embargo, la madre de las niñas había iniciado los trámites para que se eliminasen las visitas de su expareja, puesto que había empezado a observar una conducta sospechosa en el hombre, hasta el punto de que la familia seguía a José Ignacio Bilbao cuando se quedaba con las pequeñas. Si estuviesen en vigor las medidas propuestas por Becerril, quizá el doble crimen se hubiese evitado.