Los acusados de matar a un oso niegan haber colocado el lazo en Porley, según han declarado en el juicio que se inicaba en el Juzgado de lo penal número 2 de Oviedo. Los acusados, el guarda de un coto de Cangas del Narcea y un vecino de Gijón, aunque con vivienda familiar en la localidad canguesa de Porley, defienden que no son cazadores y que no tienen ninguna intención de cazar animales.

Ante una de las pruebas de la Fiscalía, la aparición de el cadáver de un jabalí a 100 metros del lugar donde se encontró al oso, los acusados han defendido que el animal llevaba allí un año, ya que había sido atropellado por un hermano de los acusados. Los restos del jabalí se encontraron en el interior de un saco de obra que presentaba el logotipo de una empresa de construcción en la que la Guardia Civil sospecha que trabajaba el vecino de Gijón

Para los agentes, y para la Fiscalía, que solicita dos años de cárcel para los dos acusados, son indicios suficientes de que ambos son los responsables de la muerte de un animal perteneciente a una especie en extinción.

Los acusados niegan haber puesto el lazo y consideran que la muerte del animal estuvo relacionado por una actuación negligente del personal encargado de liberar al animal, que estuvo expuesto durante horas al sol y sufrió un fuerte estrés.

El animal estuvo horas forcejeando para huir, pero terminó muriendo poco después de ser liberado por miembros de la Guardia Civil y la miembros de la Fundación Oso, tras ser dormido con un dardo narcotizante. La causa de la muerte, una bacteria que terminó provocando al animal un paro cardíaco.

La defensa pide la anulidad de la prueba del jabalí por haberse roto la cadena de custodia de los restos del animal, así mismo se pide también la anulidad de la necropsia ya que tapa las supuestas negligencias al liberar el oso, por parte del Principado.