El "monstruo" de la localidad pontevedresa de Moraña que asesinó a sus dos hijas de 4 y 9 años cortándoles la cabeza con una sierra radial es de Avilés y pasó su infancia en la ciudad, según confirmaron ayer diversas fuentes próximas al caso. El asturiano, David Oubel Renedo, se convertirá previsiblemente en el primer acusado que se enfrente a la solicitud por el fiscal de una condena de prisión permanente revisable, conocida popularmente como la cadena perpetua.

La juez decretó ayer que el parricida ingresara en prisión comunicada y sin fianza en el centro penitenciario de A Lama a la espera de juicio, atendiendo a la petición de la Fiscalía. El ministerio público considera a David Oubel Renedo el presunto autor del delito de dos asesinatos a menores de 16 años, crimen para el que el reformado Código Penal recoge la pena de prisión permanente revisable. Un castigo que se aplicaría por primera vez desde la reciente reforma legal y al que se enfrentará este parricida por la muerte de sus dos hijas de manera tan especialmente violenta.

La magistrada del Juzgado número 1 de Caldas decretó el ingreso en prisión después de que el detenido se negase a declarar durante las más de cuatro horas que permaneció en estas dependencias. Desde la Fiscalía se ve esa silenciosa actitud como una estrategia, pero se subrayó que ello no anula la existencia de "elementos suficientes" para plantear la imputación por delito de asesinato y el ingreso en prisión de David Oubel. Así lo apuntó Alejandro Pazos, el fiscal de Pontevedra encargado de este caso, quien comentó que a lo largo de los próximos días se tomará declaración a testigos. También planteó que probablemente sea un jurado popular quien en su momento dirima el devenir de este vecino morañés. Pocos detalles facilitó, recordando que se había decretado el secreto del sumario.

El presunto parricida, de 40 años, estaba separado de la madre de las pequeñas, Rocío V. F., de su misma edad. La pareja tenía la custodia compartida de las pequeñas y el padre tuvo a su cargo a las niñas durante los últimos 15 días y este sábado le tocaba el turno a la madre.

El fiscal encargado del caso dejó entrever ayer, a la salida del juzgado, que en la muerte de las pequeñas habrían incurrido agravantes con lo que se eleva la tipificación de homicidio a asesinato. El fiscal negó que tuviese algo que ver con la premeditación, sino que apuntó a "otra circunstancia calificativa" que se presenta determinante en la investigación de lo sucedido. Cuestiones sobre las que se está investigando, al igual que ocurre con la carta de la que hablan diversas fuentes y mediante la que el supuesto asesino habría advertido de sus macabros planes a su exmujer y madre de las niñas.

Precisamente la existencia de ese escrito en el que anunciaba sus letales intenciones choca con el silencio que mantuvo ayer en el juzgado de Caldas, tanto ante su titular como ante el fiscal y su abogado, quien a la salida se negó a hacer declaraciones. El letrado solicitó, eso sí, una audiencia reservada o, lo que es lo mismo, una reunión con su defendido en presencia policial. Algo que obligó a habilitar una habitación adecuada a tal efecto y lo que demoró su traslado hasta A Lama. Aunque apenas pasaba del mediodía cuando un coche camuflado lo llevaba hasta Caldas, hubo que esperar hasta aproximadamente las cuatro y media de la tarde para ver cómo el supuesto asesino era introducido en un furgón con destino a la cárcel.

La carta que el monstruo de Moraña envío a su exmujer no sería el único medio a través del cual David Oubel exponía sus intenciones. También se tiene constancia de una llamada al cuartel de la Guardia Civil. "Voy a matar a mis hijas y luego me suicidaré yo", habría escuchado el agente que lo atendió.

Después se descubría el horror en la vivienda de este hombre nacido en Avilés y de madre avilesina. Según distintas fuentes, su padre se trasladó de joven a la ciudad asturiana para trabajar, y allí conoció a su esposa y nació su hijo. Cuando el hombre se jubiló decidió regresar a Moraña y se llevó a la familia.

El anuncio del suicidio, al contrario de los planes que tenía para sus hijas, no llegó a consumarse. Los agentes encontraron al parricida en una bañera, pero con cortes superficiales que no pusieron en peligro su vida.

El fiscal, además, aludió a la circunstancia de que el supuesto parricida podría convertirse en el primer condenado de España a la pena de prisión permanente revisable que se ha introducido en la última reforma del Código Penal. Un cambio legislativo que entró en vigor el 1 julio. "Se trata de un asesinato de víctimas menores de 16 años que está castigado con prisión permanente revisable, una por cada uno de los dos delitos", expuso Pazos. "Creo que sería el primero; (la reforma) entró en vigor el 1 o 2 de julio y no me consta que por ahora se haya tipificado una causa por este delito".

Decenas de personas acudieron a los juzgados de Caldas de Reis y protagonizaron escenas de tensión a la llegada y a la salida del presunto parricida. Le gritaban "asesino" e "hijo de puta".