Sus familiares creen que fue asesinado, aunque les falta su cadáver, la evidencia palmaria de lo que ocurrió aquel 27 de diciembre de 2012. Hoy se cumplen tres años justos de la desaparición de Cristian González Cueli, el lavianés afincado en Gijón cuyo rastro se pierde junto a un taller del Alto de la Madera (Siero), al que había acudido para cobrar una deuda. El propietario de aquel taller, un exmilitar, y uno de sus empleados fueron arrestados por la Policía unos meses después, pero la investigación sigue empantanada sin que pueda determinarse qué pudo pasar, quiénes borraron los últimos pasos de Cristian Cueli. Su hermana Azahara se lamentaba ayer mismo de la desgracia que le ha caído encima a esta familia. "Matar aquí sale gratis. Esto nos ha destrozado la vida, estamos desquiciados. Mi madre y yo seguimos a tratamiento. Nos dicen que estamos sufriendo el duelo sin pasar realmente por él. Necesitamos tener algo, aunque sólo sea un brazo, para enterrarlo y tener un lugar donde ir a llorarlo", clama esta mujer.

Cristian González Cueli tendría hoy 36 años. Propietario de un taller de pintura de Gijón, le dijo a su novia, tal día como hoy hace tres años, que acababa de salir del gimnasio y que iba a ir a un taller en el Alto de la Madera "a cobrar una deuda" de 50.000 euros. El dinero había sido, al parecer, para que el propietario del taller se comprase un Subaru para competir. Debía devolver el dinero a los dos meses. Cueli llevaba varios días llamándole para la devolución, sin éxito.

El propietario del taller declararía más tarde que después de saldar la deuda llevó a Cueli a Pola de Siero, porque al lavianés se le había estropeado el coche y tenía que encontrarse con unos amigos. Allí le dejó junto a un coche de alta gama (un Porsche) de color oscuro en el que se subió. Los testigos corroboran la presencia de ese vehículo, pero no la de Cueli. La Policía halló sangre en uno de los coches del propietario del taller, pero resultó ser de un perro.

La familia de Cristian Cueli está convencida de que la Policía pudo hacer mucho más durante los primeros días de la desaparición. Incluso ha remitido un escrito a la Jefatura haciendo ver su disgusto. Una semana después de que se perdiese el rastro de Cristian, la familia recibió un extraño mensaje que daba a entender que el lavianés estaba secuestrado. Lo comunicó a la Policía y fue entonces cuando se desplazó a Asturias un equipo de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), con el que la familia ha podido hablar cada quince días sobre los avances de la investigación. Otro equipo se hará cargo ahora de las pesquisas. Azahara González Cueli mostró su agradecimiento a la UDEV por el esfuerzo realizado.

A lo largo de estos tres años han sido decenas las personas interrogadas por la Policía con el fin de dar con el autor de lo que parece sin lugar a dudas un asesinato. También ha habido muchas especulaciones. Cueli había comprado una pistola porque se sentía amenazado. El día de su desaparición un amigo suyo le vio especialmente desanimado y nervioso. Se ha llegado a decir que prestó dinero a unos individuos que lo utilizaron en la compra de droga y que a la competencia (de Langreo) no le gustó nada, motivo por el que lo hicieron desaparecer. Para la familia se trata solamente de pistas falsas que desvían la atención del verdadero asesino.