Se comporta "como un depredador", y no se descarta un móvil sexual. Ésta es la conclusión que los psiquiatras de la unidad central de inteligencia criminal de la Policía han alcanzado en un informe sobre las motivaciones de Miguel Ángel Muñoz Blas, el presunto asesino de la peregrina Denise Pikka Thiem. El cadáver de la mujer fue hallado el 11 de septiembre, a los cinco meses de su desaparición en Astorga, después de que el presunto asesino cayese en Grandas de Salime.

El informe indica que se trata de una persona "introvertida y solitaria, que no asume las normas de convivencia", según recoge el "Diario de León". Los psiquiatras no descartan que tratara de satisfacer sus impulsos "mediante la fuerza contra la voluntad de las mujeres si se dieran las circunstancias precisas para eludir la acción de la justicia".

Su versión no es creíble. Es "más lógico y coherente con su comportamientos anteriores y con el modo verbal y no verbal de relatar el hecho (que hiciese) un abordaje por sorpresa, seguido de forcejeo con la víctima hasta acabar con su vida. Todo ello con unas intenciones que no confiesa, debido a que es consciente de que la motivación de sus agresiones agravaría su situación, además de no manifestarlas por la valoración moral de la que se creería acreedor".

Confesión

En su declaración ante la juez, que también se dio a conocer ayer, admitió el crimen, pero no un móvil sexual: "Estaba en casa, era después de comer y había bebido alcohol, algo más de lo normal. Pasó esta chica... Serían las dos y media. Me preguntó si era el Camino de Santiago y le dije que era mucho más arriba. Me pidió que la acompañase (...) En ese momento ella empezó a desconfiar de mí... Se puso agresiva porque quería que me fuera. Yo no le había hecho nada pero me dio la vuelta a la cabeza, me cambió el chip y me molestó (...) La golpeé con un palo y cayó a plomo. Se golpeó con las piedras y tuve una sensación muy difícil de explicar. Primero me arrepentí, me asusté mucho, tiré el palo y no podía ni mirar a esa persona. Vomité, seguí haciéndolo tres días más, me sentí como un monstruo, la arrastré cien metros hacia el monte (...) Vi que sufría mucho y le hice un corte en el cuello para que no sufriera más. Fue instintivo, se me cayó el mundo encima (...) Me arrepiento y no voy a volver a hacerlo en mi vida. Ya lo voy a pagar demasiado caro". Luego se retractaría de esta declaración.