Cuando llegó a Asturias Abderrahim Bakkar se incorporó al programa de inmersión lingüística que la Consejería de Educación impulsa para facilitar la integración de los alumnos. Entonces contaba con 12 años. "Soy marroquí. Mi pueblo se llama Figuig -una lengua bereber- y está en Marruecos en la frontera con Argelia. Mi pueblo es bonito, está rodeado de montañas y de palmeras", relataba en el blog donde aquellos escolares narraban sus vivencias con otros jóvenes en su misma situación con edades comprendidas entre los 12 y los 17 años. Abderrahim vivía entonces con su familia en Lugones y acudía al colegio del Carbayu, desde donde se desplazaba a diario al IES Pando, en Oviedo, donde recibían a los alumnos de Siero y Llanera. "Cuando vine me gustó Oviedo, toda la ciudad. Pero me gusta más Marruecos porque allí hablan amazigh. Al principio entendía muy poco el español y no me gustaba. Ahora entiendo un poco más", relataba el joven en sus primeros meses en Asturias, cuando sólo hablaba español "en el colegio y en el parque con los niños". En casa continuaban hablando amazigh, aunque Abderrahim sabía árabe y francés.