La defensa de Florente Hernández, condenado a 12 años prisión por el asesinato de Francisco Jiménez "El Nano", ha reclamado hoy que se le rebaje la pena "a unos 3 años", mientras que la acusación particular ha solicitado que se le incremente hasta los 17 años y medio por considerar que cometió un "crimen atroz".

Acusaciones y defensa han defendido hoy sus respectivos recursos ante la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA), que ha celebrado la vista de apelación sobre la condena impuesta por este crimen, que tuvo lugar en Avilés el 24 de julio de 2013 por un enfrentamiento entre clanes de etnia gitana.

La vista se ha celebrado con la comparecencia del condenado por videoconferencia desde el centro penitenciario de Teixeira, en Orense, en el que se encuentra cumpliendo su pena.

El jurado encargado de decidir la suerte de Florente Hernández le consideró culpable de un delito de asesinato con alevosía con las atenuantes de dilación del proceso y confesión, dado que entregó el arma del crimen.

El jurado dictó el fallo el pasado 27 de mayo y la sección tercera de la Audiencia Provincial le condenó el pasado 13 de junio a doce años de cárcel y a 13 de destierro, mientras que otros dos parientes que también fueron juzgados por el mismo crimen, M.H.C. y L.G.C., fueron absueltos de los delitos de encubrimiento.

Durante el juicio, el condenado reconoció haber disparado los diez balazos -cuatro en el cuerpo y seis en la cabeza- que ocasionaron la muerte a El Nano y admitió que había actuado cegado por la desesperación al conocer que uno de sus hijos podía estar en manos de la víctima, que les había amenazado y "jurado los muertos".

La Fiscalía había pedido para el autor confeso una condena de 17 años de prisión y la prohibición de residir en Avilés durante 20 años y la acusación particular elevó su petición en medio año más.

La fiscal Verónica Pérez volvió a reclamar hoy al tribunal que no tuviese en cuenta la atenuante de confesión, "porque el condenado no tuvo voluntad de cooperar con la policía", y la de dilaciones indebidas, "porque en ningún momento se paralizó el proceso".

En el mismo sentido se ha pronunciado el letrado de la acusación particular, Ignacio Hernando Acero, que ha incidido en que Florente fue identificado desde el minuto uno, pero que a pesar de ello, se afeitó la cabeza para dificultar su identificación y huyó a la localidad de Xinzo de Limia para tratar de huir desde allí a Portugal.

La abogada de la defensa, Ana García Boto, ha rebatido sus argumentos al asegurar que su defendido entregó el arma con la que cometió el crimen y que eso facilitó la investigación y la autoría de los hechos, y que si huyó, no fue por la policía, sino para evitar la venganza de Los Vargas, el clan gitano de la víctima.

García Boto también ha asegurado que su cliente se vio perjudicado por un proceso que se dilató durante tres años y que tardó un año en obtener unas conversaciones grabadas por la policía cuando una copia digital se hace de forma casi instantánea.

La letrada también ha defendido la anulación del juicio por considerar que hubo un déficit de motivación en las preguntas sobre las que se pronunció el jurado, que no se expresaron claramente los hechos probados y hubo errores en la apreciación de algunas pruebas porque mantiene que su cliente no atropelló a la víctima antes de dispararle y rematarle en el suelo.

También ha invocado la presunción de inocencia, ha asegurado que no hubo alevosía en el crimen, y por lo tanto debe ser considerado como homicidio, y que el tribunal debe tener en cuenta la atenuante de reparación del daño causado, porque pagó al hijo de la víctima más de 4.000 euros antes del juicio, a pesar de vivir de una ayuda social.

Asimismo, ha asegurado que hubo una error del magistrado al imponer la pena porque su cliente no actuó con brutalidad, se encontraba alterado y obcecado en el momento de los hechos y carecía de antecedentes penales.

"Parece que la defensa quiere hacer un homenaje al condenado cuando cometió un crimen atroz", ha replicado el representante de la acusación particular, para quien no hubo arrebato ni obcecación ya que salió de su casa armado para buscar a la víctima, matarla y rematarla en el suelo con seis tiros en la cabeza.

En su opinión, querer hacer pasar esto por un homicidio "no es ni de primero de derecho" ha asegurado Hernando Acero, que ha destacado que tampoco ha habido arrepentimiento.

"Me fío de la justicia. Que dios les bendiga", han sido las palabras con las que desde a cárcel orensana, el condenado ha cerrado la vista de apelación