Nuevos indicios apuntan a que el brutal asesinato de Roberto Fernández pudo haber sido planeado con medio año de antelación, según aseguró ayer Matías Morla, el abogado de las hijas del empresario de origen lenense. La Policía tiene pruebas de que Santiago Corona, de 34 años, marido de una de las hijas de Fernández, Natalia, con la que tiene dos hijas de 1 y 2 años, había suscrito en nombre de la víctima un seguro de vida del que se beneficiaría. El seguro fue suscrito desde el ordenador de la víctima, de cuyas claves se había apoderado el yerno. Mientras tanto, la Policía argentina busca a un tercer implicado en el crimen, el carnicero de nacionalidad paraguaya Pedro Ramón Fernández Torres, de 51 años, que sería una de las personas que acarrea lo que parece ser el cadáver de Fernández envuelto en una manta, en las grabaciones realizadas por las cámaras de seguridad del garaje de su apartamento en el barrio de Caballito.

Ahora hay dudas de que la persona que aparece en las imágenes sea César Ricardo Arce López, un antiguo empleado de Fernández. El abogado de las hijas indicó: "Si es inocente queremos que esté libre", y abogó por revisar las pruebas que hay contra él. De lo que Morla no tiene dudas es de la implicación del yerno, del que dijo que es "un demente peligroso que merece la cadena perpetua". Para el abogado, su intención era "borrar las pruebas y librarse de una causa penal que el empresario iba a iniciar contra su yerno por haberle estafado".

Fernández Montes, un hombre que se instaló de niño en Buenos Aires con su familia, y que regresaba últimamente cada tres años a Asturias, para ver a los primos que le quedan aquí, desapareció de su casa el sábado. Su cuerpo fue hallado en un descampado, carbonizado y descuartizado, el pasado domingo. El martes fue reconocido por sus familiares por un colgante que llevaba.

Por otro lado, las hijas de Roberto Fernández, Giselle (32) y Natalia (34), pidieron ayer protección policial. "Tenemos miedo de que vengan a por nosotras", indicó Giselle, que acudió a los Juzgados bonaerenses junto con Morla, conocido en Argentina como el abogado de los famosos.

Comiendo con un asesino

Las hijas de Fernández están asustadas por el entorno en el que se estaba moviendo Santiago Corona y temen que terceras personas puedan hacerles daño. Fue Giselle, que residía en el mismo apartamento de Caballito que su padre, la que dio la voz de alarma al ver las grabaciones de las cámaras del garaje. Al ver a su cuñado llamó a su hermana para espetarle: "Estás comiendo con el asesino". Entre las dos urdieron una trampa para llevar al hombre a la Comisaría. Natalia simuló que tenía que hacer unas gestiones con la Policía y que era mejor que él la acompañase. El hombre lo hizo a regañadientes, ya que quería quedarse en casa con las niñas. Finalmente fue detenido nada más entrar en la Comisaría con una de sus hijas.