Hallar el arma del crimen es clave para resolver el asesinato de la viuda del expresidente la extinta Caja Mediterráneo (CAM), Mari Carmen Fernández. La Policía incautó varias armas en el domicilio y el concesionario de coches (Novocar) que regentaba Miguel López, yerno de la fallecida y de momento el único detenido como presunto autor material.

A falta de los resultados de los estudios de balística, los investigadores creen que esas armas no están relacionadas con el crimen y se explican en la afición de López a la práctica de tiro olímpico.

El marido de la hija menor de la víctima sigue en los calabozos de la comisaría provincial del Cuerpo Nacional de la Policía en Alicante a la espera de, asistido por un abogado, prestar declaración ante los agentes. Todo apunta a que pasará hoy a disposición del juzgado de Instrucción número 7 de la ciudad, cuyo titular, José Luis Lafuente, mantiene por el momento el secreto de sumario.

López ha mantenido una actitud de "aparente tranquilidad" desde el momento en el que fue detenido el pasado miércoles a primera hora del día a la puerta de su domicilio.

Los investigadores mantienen como principal hipótesis que López mató a su suegra días antes de que ésta cediera ante un notario todo el poder patrimonial del conglomerado de empresas familiares a favor de su único hijo varón, lo que hubiera supuesto que sus otras tres hijas fueran a perder el control de las empresas.

La muerte de María del Carmen Martínez de dos tiros en la cabeza en el atardecer del 9 de noviembre pasado se produjo en el concesionario que regentaba Miguel López y en medio de un clima de contienda en el marco de la familia Sala por el control de un más que saneado patrimonio a cuyo frente continúa el primogénito, Vicente Sala Martínez.

Apenas unos meses antes del crimen, en la junta general del 19 de septiembre y haciendo uso de la acción de oro que le legó su marido, la matriarca logró cambiar el órgano de administración del entramado empresarial: de un consejo de administración en el que todos los miembros de la familia tenían representación, se pasó a un administrador único: Vicente Sala Martínez. Además, madre e hijo constituyeron tres sociedades que fueron designadas administradores suplentes de otras tantas compañías en las que están estructurados los negocios familiares.

Pese a estos movimientos, son sus tres hermanas las que, unidas, detentan la mayoría del patrimonio sin el lastre que para sus aspiraciones suponía el poder de decisión que la acción de oro le otorgaba la madre.