Los cinco principales encausados de la "operación Candil", en la que están procesados miembros del peligroso clan de los Mercheros de las Cuencas negaron ayer en la sección segunda de la Audiencia Provincial que tuviesen relación alguna con el narcotráfico y reivindicaron que eran simples trabajadores que se dedicaban a las más variopintas actividades, desde la mina hasta la tapicería, pasando por la ganadería. Alguno de ellos dijo estar pagando sus errores de juventud, cuando era toxicómano. "Te ponen una equis y ya no te la quitan", se quejó. Otros seis de los quince encausados si aceptaron los hechos, mientras que los cuatro restantes no aceptaron las acusaciones, aunque confían en una pena reducida por toxicomanía y dilaciones indebidas.

El jefe de Estupefacientes de la Jefatura, José Amado Fernández, pintó otro cuadro. Indicó que los Mercheros se abastecían, al igual que la banda de los Surferos y el grupo gijonés que cayó en la "operación Manta" en abril de 2010 y que aún no ha sido juzgado, a través de una red que traía cocaína en contenedores desde Colombia, a través de Algeciras. Un paso importante para desarbolar las tres redes asturianas fue la incautación de un contenedor en Guadalajara con 263 kilos de cocaína, de los que 100 iban para Cantabria y otros 163 para Asturias, explicó Fernández.

Uno de los acusados, Jorge R. B., condenado a seis años en el juicio contra los Surferos, aunque el Supremo rebajó la pena a un año, fue una de las claves de la "operación Candil". A través de él llegaron a Cándido C. C., uno de los Mercheros, un hombre "con un nivel de vida alto", relacionado, dijo Fernández, con varios macroblubes de alterne, como el "Moscú", y habitual del casino de Gijón y partidas a puerta cerrada. Según la Policía, Jorge R. B. -relacionado con un chalé de La Providencia, en Gijón, vinculado con la red colombiana-, abastecía a los Mercheros con dos kilos de coca semanales. El inspector indicó además de Cándido C. C. había encargado cinco kilos a Jorge R. B. para un familiar de fuera de la región, aunque la Policía no pudo comprobar si se realizó el pase. De La Providencia, la droga salía hacia un piso de Oviedo y de allí a una casa de La Moñeca (Siero), propiedad de José Ángel R. S., que guardaba la droga antes de su distribución y que hacía pases de no menos de 110 gramos de coca, siempre según el jefe de Estupefacientes. La droga se dejaba en un paraje de castaños de La Bobia, en Langreo, donde se hacían los intercambio. En cuanto a la heroína, la Policía cree que venía de Barcelona. La distribuían, según la fiscal, los primos Higinio N. J. y Jacinto N. V.