Entre el lugar donde presuntamente Miguel Ángel Muñoz enterró el cuerpo de Denise Pikka Thiem, tras matarla, y el sitio donde volvió a enterrarlo cuatro meses después del homicidio, hay unos cinco kilómetros de distancia. Uno de los policías que actuó de testigo en el juicio que se celebra en la Audiencia Territorial de León contra el único acusado por el crimen, relato al tribunal y al jurado que Muñoz le había confesado que trasladó el cadáver, ya en avanzado estado de descomposición, por el páramo leonés "unas veces cargando con él y otras arrastrándolo" aprovechando una noche de agosto sin luna y, para más seguridad, vestido de negro.

Los policías que pasaron ayer por la sala de la Audiencia Territorial coincidieron en afirmar que el acusado mostró tras ser detenido su intención de colaborar con los agentes a los que les guió al sitio donde estaban los restos de Denise, a unos 2,5 kilómetros de su vivienda, en un paraje recóndito entre las localidades leonesas de Santa Catalina de Somoza y San Martín de Agostedo. Cuando el cuerpo apareció, semienterrado, cerca de un gran pino y con unos matojos secos encima, Miguel Ángel Muñoz Blas, de 41 años, "se mostró aliviado, como si se quitase un peso de encima", una reacción que suele ser habitual -explicó uno de los agentes- en personas que no son asesinos profesionales.Los policías indicaron que Muñoz había sido el principal sospechoso de la desaparición de la peregrina norteamericana. Cerca de sus casa había habido dos agresiones a peregrinas, perpetradas por un hombre encapuchado pero con unas características físicas que coincidían con las de Muñoz. En la sesión de ayer volvió a hablarse de la larga llamada de teléfono, de tres cuartos de hora de duración, que el detenido había realizado a su expareja un día después de la desaparición de Denise."Es lo que yo llamo la llamada de descarga, que se produce cuando alguien ha cometido un acto de extrema gravedad y necesita hablar con alguien de su máxima confianza para seguir sintiéndose un ser humano", agregó uno de los testigos policías preguntado por la fiscal del caso. Muños era muy parco en sus llamadas, que casi nunca superaban los dos minutos de duración. el Ministerio Fiscal incide en esta llamada y el abogado defensor trata por todos los medios de restarle importancia.Durante la investigación a Muñoz como primer sospechoso de la desaparición de la peregrina la Policía descubrió que el presunto asesino mantuvo contactos con las guerrillas zapatista y colombiana y que había sido activista de movimientos antiglobalización.