El silencio, sólo roto por el triste tañer de las campanas, acompañó la llegada a la iglesia parroquial de Santa Eulalia de Miño (Tineo) del coche fúnebre con los restos mortales de Fernando Fernández, el buceador tinetense de 35 años que perdió la vida el domingo en una inmersión en Rinlo (Lugo). Familiares, amigos, compañeros de Cruz Roja llegados de distintos puntos de la región y vecinos abarrotaron la iglesia y la campa de la misma para dar el último adiós al joven, natural de Miño. "Esto no se supera en la vida", repetían sus allegados a las puertas de la iglesia, donde las muestras de dolor y de impotencia eran constantes.

"Un batacazo"

Todo el concejo de Tineo está consternado desde que en la mañana del lunes se supo la triste noticia. Nada comparable con la zozobra que se vive en su pueblo natal, Miño, donde los vecinos aseguran que su pérdida "ha sido un batacazo para todos, todas las casas están muy afectadas". Vecinos, amigos y compañeros de Cruz Roja, donde era voluntario desde los 17 años y trabajador desde hace ocho, coinciden en destacar su buen carácter y su predisposición para ayudar y colaborar.

Fernando Fernández perdió la vida el pasado domingo buceando con dos de sus amigos en el muelle de Rinlo, en Ribadeo. Una indisposición pudo ser la causa de la muerte del buceador, cuyo cuerpo fue arrastrado contra las rocas pese a los intentos de sus compañeros de recuperarlo. Finalmente, el cuerpo fue rescatado por el helicóptero "Pesca 2", con base en Celeiro.