Con un niño de poco más de un año, un descuido de apenas unos segundos puede suponer un giro fatal. Por suerte y gracias a la intervención de Pablo y David, agentes de la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Xirivella, la vida del pequeño Emanuel, de 15 de meses de edad, transcurre feliz junto a su familia.

Jesusa, la madre del menor, contó a Levante-EMV lo que sucedió para que su hijo acabara, el pasado sábado, gateando al filo de una cornisa a la altura de un segundo piso en su vivienda de la calle Alacuás, en Aldaia. Sobre las 11.30 horas, Jesusa se encontraba en la cocina del domicilio familiar mientras que Diego, su marido, se hallaba en el salón donde el pequeño Emanuel jugaba entretenido. «Fueron apenas unos momentos en los que lo perdimos de vista», narra Jesusa, « yo estaba en la cocina y mi marido medio dormido en el sofá de casa».

El balcón de la vivienda está cubierto por unas cristaleras desde el techo hasta el suelo que «siempre están cerradas», pero el pequeño logró abrir las ventanas situadas en la parte inferior, escabullirse entre los barrotes del balcón y acceder a los maceteros de la cornisa de apenas 30 centímetros de anchura.

«Cuando me di cuenta que no estaba con mi marido, empecé a asustarme y a buscarlo por toda la casa, entonces me fijé en que las ventanas inferiores estaban abiertas, pensé que lo iba a ver tirado en el asfalto», explica Jesusa aún angustiada. Pero no, resultó que Emanuel había logrado gatear por la cornisa hasta el balcón del vecino, también cerrado con cristaleras.

Se da la circunstancia de que el vecino de la vivienda colindante es un anciano con Alzheimer y que padece sordera, por lo que no respondía a los golpes que la madre del bebé daba en la puerta para que le permitiera acceder a su casa y rescatar al pequeño.

El escándalo del momento alertó a otro vecino de la escalera, Agustín, que a través de la ventana de la familia del pequeño salió a la cornisa «sin pensárselo ni un segundo» para intentar socorrerlo. Llegó hasta el niño pero seguían sin poder entrar en el balcón del vecino puesto que éste seguía sin enterarse de lo que estaba ocurriendo.

En ese momento, varios efectivos de la comisaría de la Policía Nacional de Xirivella, llegaron al lugar. David Ramírez y Pablo Rodríguez, oficial de policía y agente, respectivamente, formaban parte de los indicativos desplazados hasta el lugar.

«Cuando llegamos la imagen era de un adulto agarrado a la verja del balcón con una mano y con la otra, sosteniendo al niño», explicó Ramírez a Levante-EMV. «La situación era crítica porque el vecino, que tenía al niño en brazos, estaba empezando a encontrarse mal por el esfuerzo», añadió el oficial. Así que «decidí actuar. En situaciones como éstas hay que ser rápido porque se trata de salvar vidas», explicó el polícia.

Tras forzar a golpes una de las ventanas de la vivienda del vecino, David tuvo la oportunidad de saltar desde el balcón del domicilio del pequeño hasta la terraza del vecino. Una vez dentro, pudo llegar hasta el menor y hombre que lo sujetaba e introducirlos en la casa del anciano, que seguía sin enterarse nada de lo que estaba ocurriendo en su propia vivienda.

El oficial Ramírez tilda lo sucedido de «milagro»porque «un niño tan pequeño que apenas gateaba podría haberse caído en cualquier momento y además el vecino que lo sujetaba, tras estar más de 20 minutos con el pequeño en brazos empezaba a flaquear», explicó.

La madre de Emanuel se mostró totalmente agradecida tanto a Agustín, el vecino intrépido que salió a la cornisa, como a la pareja de agentes de la policía que intervinieron directamente en el rescate.

«Por mucho bien que pueda hacerles, nunca llegaré a pagar la deuda que tengo con ellos», dijo Jesusa totalmente emocionada.