"Encantador, trabajador y amigo". Manolo Magadán López, el camionero de Castro (Grandas de Salime) y vecino de Gijón fallecido el lunes tras un accidente con su camión en la localidad cántabra de Ontón, se ganó durante sus 53 años de vida el cariño y respeto de quienes conocieron a una "persona con envidiable capacidad para establecer buenas relaciones con los demás", como definió un amigo de la infancia.

En la empresa Transportes Faro, del Grupo Fruasa, a la que la víctima dedicó más de 30 años de su vida completando "rutas por toda España", no había consuelo ni explicación para afrontar la pérdida de su "experimentado" compañero. "Si alguien va al diccionario, en la definición de amigo viene su nombre escrito", describe el máximo responsable de la entidad, que compartió con Magadán más de tres décadas de labores. El "afecto personal, puro y desinteresado, que compartía con sus compañeros y que fortalecía cada día" -que dice la definición de amistad- se echaba ya de menos. "Así era Manolo, buen trabajador y mejor compañero; estamos todos muy afectados", acertó a decir otro compañero de la víctima.

El accidente ocurrió el lunes a las dos menos diez de la tarde en la carretera A-8, que ayer recuperó la normalidad tras veinticinco horas de retenciones a partir del lugar del suceso, en Ontón. "No es una zona conflictiva, los accidentes ocurren donde ocurren, pero la zona no ha influido en el accidente", valoran desde la Delegación de Gobierno de Cantabria. Ahora, toda la investigación de las causas de colisión entre el camión y el turismo que le costó la vida a Manuel Magadán están ya en el juzgado de Castro Urdiales para clarificar el motivo por el que la cabina del camión quedó colgando sobre el viaducto para luego comenzar a arder hasta caer a la vía secundaria que cruza por abajo.

Compañeros y amigos acudieron ayer desde primera hora de la tarde para apoyar a la familia del transportista, cuyos restos mortales fueron trasladados desde tras realizarse la autopsia, hasta el tanatorio gijonés Jardín de Noega. Allí, su esposa Mili Barco González y sus hijos, Elena y Adrián, recibieron afectuosas palabras para superar la repentina e inesperada pérdida. Manuel Magadán, natural de Castro, en Grandas de Salime -allí viven sus padres y era frecuente verle en compañía de su familia en tiempo vacacional-, tenía además dos hermanos, un nieto y varios primos y sobrinos.

Este mediodía, a las 12 horas, se celebrará una despedida civil en la capilla del Jardín de Noega, el complejo situado en el barrio gijonés de La Calzada -de donde era vecino el fallecido- y a continuación sus restos mortales serán incinerados en la intimidad familiar.