El secretario general de la ONU, António Guterres, urgió ayer a las autoridades de Birmania a suspender las acciones militares contra los rohinyás y advirtió de que la violencia ha desencadenado una catástrofe humanitaria. Guterres destacó que casi 380.000 miembros de esa minoría musulmana han huido ya a Bangladesh desde finales de agosto.