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Las trágicas consecuencias del terremoto en México

"Todo empezó a temblar, la tierra crujió, el ruido era terrible y llegó el caos"

El ovetense Ignacio Felgueroso, profesor en la Universidad de Anahuac, colaboró durante horas en el rescate de atrapados entre los escombros

El asturiano Ignacio Felgueroso narra las consecuencias del terremoto de México

El asturiano Ignacio Felgueroso narra las consecuencias del terremoto de México

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El asturiano Ignacio Felgueroso narra las consecuencias del terremoto de México Marián Martínez

"Todo empezó a temblar. El ruido era terrible y los edificios se empezaron a caer. De repente, todo se convirtió en un caos". Ignacio Felgueroso nació en Oviedo hace 29 años, y desde hace cuatro vive en México, adonde se trasladó para buscarse la vida insatisfecho con su trabajo en Madrid. Ahora es profesor de Marketing y Economía en la Universidad de Anahuac, una de las más prestigiosas del país, y compatibiliza la docencia con labores de consultoría y asistencia para la empresa Alvantia. Tras el seísmo, y durante horas, trabajó en las labores de rescate de personas que habían quedado atrapadas bajo los escombros. Ayer recorrió las calles de la ciudad, a pie y en bicicleta, grabando y relatando para la web de LA NUEVA ESPAÑA el estado de destrucción y terror que ha sembrado el terremoto de magnitud 7,1 en la escala abierta de Richter, dejando cientos de muertos, numerosos desaparecidos y cerca de 2.000 heridos.

"El movimiento fue muy raro, como si fuera circular. Era imposible caminar, y la gente se agarraba a los árboles y a lo que pillaba para sujetarse. Se movía todo y se oía crujir la tierra", relata Nacho Felgueroso. "En mi casa hubo muchos destrozos, y en una pared se hizo un agujero por el que cabía un cuerpo", relata. Pero no se quedó lamentándose. "Salí a la calle, di una vuelta a la manzana y ya vi el primer edificio destruido. Me sorprendió que enseguida empezaron a llegar muchísimas personas con picos y palas para rescatar a los que estaban bajo los escombros". Y se puso manos a la obra. Hasta la madrugada. "No había luz, así que había que trabajar con lámparas. Mientras unos quitaban escombros, otros traían agua, comida y mantas. Era impresionante".

Durante esas horas, el joven ovetense recorrió varias calles ayudando en lo que podía. "Había edificios destruidos por completo y otros casi sin fachada. También había un Porsche destrozado por una farola que le cayó encima. El tráfico estaba colapsado y lo peor era que muchos aprovecharon el caos y la tragedia para asaltar a los que estaban parados y para entrar en locales y viviendas para robar". Pero Felgueroso prefiere quedarse con la solidaridad.

Eran las dos de la madrugada cuando se retiró a descansar a casa de su novia. "A la mía no puedo ir hasta que Protección Civil revise el edificio y dé garantías de que la estructura está bien". Pero conciliar el sueño era difícil, por no decir imposible. Con la luz del alba volvió a salir a la calle con su móvil y empezó a grabar para la web de LA NUEVA ESPAÑA. En sus vídeos relata las largas cadenas humanas que había por toda la ciudad, y que incluso llegaban a abarcar hasta cuatro manzanas. "En algunas incluso hasta tres. En una se pasan alimentos, agua, mantas... Otra con herramientas, como picos y palas para desescombrar, y una más para retirar el escombro y que los equipos de rescate pudieran avanzar". En otra zona cuenta en su vídeo cómo la Policía le impide grabar con el móvil porque se presume que pudiera haber una fuga de gas y para evitar el riesgo de una explosión.

Ignacio Felgueroso continuó con su tarea de ayuda durante las horas siguientes. Pero prometió seguir informando.

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