Al menos trece casquillos fueron la muestra del drástico balance del intercambio de disparos entre los atracadores de la oficina bancaria de Cangas de Onís y los agentes de la Guardia Civil. Uno de ellos impactó en el escaparate de la Ferretería de Laria; otro en la fachada de la Confitería La Golosa, en plena Avenida de Covadonga; y otro más en la furgoneta de la Carnicería El Rubio, que en aquellos minutos transitaba por esa arteria de la ciudad canguesa.

Un verdadero infierno para algunos viandantes, así como para quienes acudieron a la entidad a primeras horas de la mañana.