El juicio contra la doctora Estíbaliz Valdés por la muerte de una niña ibiense de 19 meses que se atragantó con una palomita se reanuda esta mañana en el Juzgado de lo penal número 1 de Oviedo, tras un parón de un año, motivado por la incorporación a la causa de nueva documentación.

La médica está acusada de la muerte por imprudencia de la niña Ana Suárez Fernández, al no haber acordado la realización de una broncoscopia con el fin de descartar que la pequeña hubiese aspirado una palomita, tal como sostenían sus padres.

El ministerio público solicita año y medio de cárcel, inhabilitación por 4 años y el pago de una indemnización de 130.000 euros a los padres, que también están personados como acusación particular, bajo la dirección letrada de Ignacio Pérez Arévalo, y solicitan cuatro años de cárcel.

La pequeña estaba en su casa sobre las once y media de la mañana del 9 de marzo de 2013 cuando cogió una bolsa con palomitas, se metió un grano en la boca y se atragantó con él. Sus padres, al oírla toser, hicieron que vomitara, pero la menor no expulsó ningún cuerpo extraño. Como se estaba poniendo morada, la llevaron a su centro de salud, en Ibias, y de allí al Hospital de Cangas del Narcea. Allí el médico, tras hacerle unas placas, les informó que la menor precisaba de una broncoscopia que sólo podía realizarse en el HUCA de Oviedo. Los padres la llevaron de inmediato a Urgencias, donde estaba de servicio la acusada. Tras auscultar a la niña y comprobar que hipoventilaba, la médica acordó ingresarla en observación y repetir las placas al día siguiente. A las ocho de la mañana se hicieron las nuevas radiografías, que salieron mal porque la pequeña no colaboró. La médica, tras auscultarla, le dio el alta, con la recomendación de ir al pediatra en diez o quince días. La menor siguió sintiéndose mal y la llevaron al centro de salud los días 11 y 13. Al día siguiente moriría por anoxia encefálica por insuficiencia respiratoria aguda.