"Este cuerpo extraño nos ha engañado, no producía los efectos que debiera, dejaba pasar el aire y no producía obstrucción, hasta que salió a la tráquea", indicó en la mañana de ayer el cirujano pediatra Ignacio Eizaguirre, exvicepresidente de la Sociedad Española de Pediatría y perito de la defensa de la doctora Estíbaliz Valdés, acusada de la muerte por imprudencia de la niña ibiense que falleció tras atragantarse con una palomita. El pediatra, ya jubilado, ligado durante cuatro décadas al Hospital Universitario de Donostia, aseguró por videoconferencia que, con su experiencia, no hubiese ordenado una broncoscopia a la niña, ya que la sospecha de aspiración era muy baja. Este perito contradijo la opinión del forense César Luis Conti, que en la anterior sesión del juicio, el viernes pasado, afirmó categóricamente que tendría que haberse realizado a toda costa la prueba, ya que el riesgo de no realizarla era la muerte segura de la niña Ana Suárez, de 19 meses.

El doctor Eizaguirre, con un centenar de broncoscopias a sus espaldas, indicó que es una prueba muy invasiva. En su caso, cinco menores fallecieron al realizarles la prueba. "Pueden producirse complicaciones graves, tiene que haber una clara sospecha de aspiración, como que los padres hayan presenciado el atragantamiento, algo que no ocurrió en este caso", señaló.

"Es un caso desgraciado, no se encontraron datos que indicasen la realización de la broncoscopia. Jamás he visto un caso de aspiración en que los síntomas no vayan a más, algo que no ocurrió en este caso. Todo lo contrario, la niña fue mejorando hasta que se produjo el fallecimiento", añadió el doctor. "A los seis médicos que vieron a la menor les pareció, equivocadamente, que no era necesaria la broncoscopia. La evidencia científica decía lo que decía", añadió.

El letrado de la acusación particular, Ignacio Pérez Arévalo, intentó rebatir el informe del perito resaltando que había aspectos que no había tenido en cuenta, como el hecho de que los padres habían asistido a los problemas respiratorios de la pequeña en el momento del atragantamiento.

Otro perito, Carlos Miguel Martínez-Almoyna, que puso en marcha el servicio de Cirugía Pediátrica en Asturias, describió la broncoscopia como "invasiva y compleja", con una alta morbilidad. "El riesgo hay que tenerlo muy claro, porque las imprudencias al final se pagan. La sospecha de una aspiración nunca es motivo suficiente para hacer la broncoscopia", dijo.