El crimen tiene la apariencia de una ejecución. Una pareja que entraba en un garaje en el número 8 de la calle Ingeniero Fernández Casariego de La Felguera (Langreo), sobre las seis y media de la tarde, encontró el cadáver de un joven de unos 30 años que presentaba dos disparos, uno en el costado y otro en la cabeza, mortal de necesidad, según fuentes de la investigación. Al parecer, nadie escuchó los disparos. Se trata del cuerpo de Iván Castro Verdejo, natural de Riaño, que vestía un chándal, zapatillas de deporte de la marca Nike y tenía un móvil en la mano. De inmediato acudieron al garaje varias patrullas de la Policía y el personal de una uvi móvil, que certificó el fallecimiento. El delegado de Gobierno, Gabino de Lorenzo, ha señalado que "con toda la cautela, fue un problema de droga".

Fuentes policiales aseguraron que el joven tenía antecedentes, aunque personas de su entorno aseguraron que se debían a una pelea en el pasado. El arma homicida no fue encontrada en el lugar del crimen. La Policía judicial de Langreo la busca ahora, y también al autor de este asesinato, que tiene la apariencia de un ajuste de cuentas. Es el tercero que se produce en Asturias en el escaso margen de trece días, una cifra récord.

Al lugar del crimen acudieron agentes de la Policía científica y de la Policía judicial y la correspondiente comisión judicial. Durante varias horas, los agentes recabaron todos los vestigios y pruebas que puedan llevar al esclarecimiento del crimen, cuyo autor por el momento es desconocido.

También acudió al garaje un hermano de la víctima, acompañado de una joven que, según los testigos, no podía contener el llanto. Una vez concluido el trabajo de la Policía científica, el juez de guardia ordenó el levantamiento del cadáver, que fue trasladado al Instituto de Medicina Legal en La Corredoria (Oviedo), con el fin de practicarle la autopsia y aclarar las circunstancias de la muerte, aunque éstas parecen evidentes. La Policía guarda la lógica cautela sobre la investigación del crimen, con el fin de no malograr la detención de su autor o autores.

El asesinato de Iván Castro Verdejo por persona o personas desconocidas por el momento se suma a los ocurridos en Llaranes (Avilés) y en Villaviciosa no hace ni quince días. La madrugada del 25 de noviembre, Daniel Capellán, dominicano afincado en Avilés, recibió dos puñaladas por parte del novio de su hermana que terminaron con su vida. Todo sucedió muy rápido, fue cuestión de pocos minutos, según quienes se encontraban en el bar de la avenida de Gijón donde se produjo la discusión. En la zona del billar, los tacos se convirtieron en palos y volaron las bolas. Eduard N. G. U. miró a su alrededor (siempre según el relato de los testigos), vio que en la cocina había un cuchillo cebollero, fue a por él y salió detrás de su "cuñado", que ya estaba abandonando el local. Le propinó un pinchazo en la espalda y ya en medio de la calle le asestó una puñalada directa al corazón que acabó con la vida del infortunado en segundos.

Tan sólo 24 horas después, sobre las cuatro de la madrugada del domingo 26, se producía un segundo asesinato, esta vez en Villaviciosa. La víctima, Adrián Gancedo Solares, de 32 años, moría tras recibir al menos dos puñaladas en el pecho durante una pelea. Los testigos afirman que la víctima intentó mediar en un conflicto entre Brayan Tuero Cuesta, el presunto homicida, y su progenitor. Poco después, a las cuatro y media de la madrugada, se produjo un nuevo enfrentamiento, en el que Gancedo, divorciado, con una hija de 12 años y que residía con su abuela en Rozaes, resultó mortalmente herido en la calle de copas Manuel Bedriñana de Villaviciosa. Aunque los servicios de emergencia llegaron en once minutos, no pudieron salvar su vida. El próximo día 18 declararán cinco testigos presenciales ante la jueza de Villaviciosa, que instruye el caso.

Un joven aficionado a las carreras de coches y que había superado una leucemia

Iván Lapa Castro, aunque siempre utilizaba los apellidos de su madre, Castro Verdejo, era un joven aficionado a las carreras de coches y que llegó a competir. Había trabajado unos años en el Bango Racing Cars, aunque tuvo que retirarse tras diagnosticársele una leucemia. El joven pudo superar esta grave enfermedad, por la que le habían concedido una incapacidad. Al parecer, llevaba poco tiempo viviendo en la zona donde se produjo el crimen. Se comenta que vivía con una joven en un piso en las inmediaciones del garaje donde le asesinaron, una cochera con doce plazas, donde guardaba su vehículo. Todo indica que su asesino le esperaba en el interior o que entró con él al mismo. Todo el mundo aseguraba que era una buena persona. "Era algo extraordinario", aseguró un hombre que le conoció bastante. En su página de Facebook se ven fotos de su época de competición, e incluso una instantánea junto al piloto Javi Villa.