Puede decirse que ha vuelto a nacer. Un preso de la cárcel de Asturias, Gonzalo Montoya Jiménez, cuyo fallecimiento certificaron hasta tres médicos, revivió pocas horas después en la mesa de la morgue, cuando el forense se disponía a hacerle la autopsia. El caso, menos raro de lo que pueda parecer, ha causado estupor entre los funcionarios de la prisión, y también en el personal del Instituto de Medicina Legal y el Hospital Universitario Central de Asturias, donde el preso se recupera, al parecer, satisfactoriamente. La dirección de la cárcel llegó a ponerse en contacto con los familiares del recluso para comunicarle un fallecimiento que finalmente no fue. Luego, al comprobar que no había fallecido, los parientes se mostraron indignados con lo ocurrido.

Según fuentes cercanas al caso, el recluso había sufrido una indisposición en la noche de anteayer sábado. Cuando los funcionarios hicieron el recuento de las ocho de la mañana, se encontraron con que el preso no daba señales de vida. Estaba en su celda del módulo número 8, uno de los más peligrosos de la prisión.

El médico que había estado de guardia por la noche y el del turno de mañana examinaron el aparente cadáver, al parecer sin encontrarle el pulso, y certificaron el fallecimiento. La comisión judicial acudió al centro y una tercera médico, esta vez forense, también certificó la muerte, con lo que se llevó a cabo el levantamiento del cuerpo en presencia de agentes de la Guardia Civil. Gonzalo Montoya fue introducido por el personal de la funeraria en una bolsa para cadáveres y trasladado al Instituto de Medicina Legal de La Corredoria, en Oviedo, con el fin de practicarle la correspondiente autopsia. Mientras tanto, la dirección de la cárcel cumplía el penoso deber de informar a los familiares.

Pero en la morgue aguardaba una sorpresa terrorífica. Los operarios de la funeraria y el auxiliar de autopsias -la forense aún no había llegado al Instituto de Medicina Legal- empezaron a ver que el "cadáver" se movía en el sudario, y que además emitía ronquidos. Como si de una película de terror se tratase, lo que aparentemente era un cadáver había cobrado vida. Gonzalo Montoya no estaba muerto, todo lo contrario. De inmediato se avisó al SAMU, para llevarlo al HUCA. Y es que, aunque vivo y coleando, su estado era grave. Quedó ingresado en Urgencias.

Según ha podido saber LA NUEVA ESPAÑA, fue entrar en el Hospital y empezar a mejorar, tras recibir los cuidados adecuados. De hecho, se ha recuperado bastante, para sorpresa de todos. Quedaba comunicar a la familia que el fallecido había "resucitado". Al HUCA acudieron numerosos familiares. Por un lado aliviados al comprobar que estaba vivo. Por otro lado, indignados por que se les hubiese comunicado una noticia tan grave sin haber realizado todas las comprobaciones. Ahora, Montoya sigue en el Hospital, custodiado por la Guardia Civil.