"Quiero fumar, ¿tenéis un cigarro?".

Una de las primeras cosas que ha hecho el preso que "resucitó" después de haber sido dado por muerto en la cárcel de Asturias, ha sido pedir tabaco a quienes estaban con él en la UVI del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).

"Lo querían enterrar vivo", ha asegurado esta mañana Luis Manuel Montoya, tío de Gonzalo, el preso de 29 años al que ayer dieron por muerto tres médicos (dos del centro penitenciario y la forense de guardia) y que "resucitó" en la mesa de autopsias. Un primo del recluso, que permanece en la uci del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) sedado y ajeno a todo el revuelo que se ha montado, aseguró que "estuvo metido en la cámara frigorífica y ya lo tenían marcado para hacer la autopsia" cuando empezó a moverse y a roncar, alertando a los operarios de la funeraria y al auxiliar de auopsias, que llamaron de inmediato a una ambulancia.

Los familiares se han mostrado indiginados. "Esto es una negligencia médica", claman. Y ven en todo este asunto un punto de racismo. "Yo he estado en el centro penitenciario también y nos tratan como a perros por ser gitanos. Si estás malo te dan un ibuprofeno y te mandan para la celda", aseguró un primo del falso finado. Gonzalo Montoya, condenado a tres años y medio de cárcel por robar chatarra, según asegura su familia, lleva tres años encerrado. "Tiene depresión por no poder ver a su mujer y sus cinco hijos, el mayor de quince años. En todo este tiempo no le han dado un permiso. Ha intentado suicidarse varias veces, una vez delante de mí", añadió otro primo que ha pasado por la cárcel asturiana. La esposa y los padres de Gonzalo Montoya, apodado "El Chino", "están como locos por lo que ha pasado, no comprenden que le hayan podido hacer algo así".