Una familia con escasos recursos económicos veló durante 20 horas en su casa de Fuenlabrada (Madrid) el cadáver de su hijo de siete años, que falleció de cáncer. Cuando la funeraria acudió a trasladar su cuerpo al tanatorio los padres no tenían suficiente dinero para pagar los costes. Finalmente, el Ayuntamiento de Fuenlabrada corrió con los gastos.