Tania Varela, la narcoabogada detenida el martes en Sitges (Barcelona) tras una fuga de diez años, estaba presente cuando mataron a tiros a su entonces pareja, el también letrado Alfonso Díaz Moñux, en diciembre de 2008, a la puerta de su garaje. La mujer responsabilizó en aquel entonces a quien había sido su novio, David Pérez Lago, hijastro del famoso narcotraficante Laureano Oubiña. Pero la Policía no halló prueba alguna de esta aseveración y duda del papel que pudo tener en el crimen. Ahora tendrá que declarar en el juicio contra el único sospechoso del crimen que no ha sido juzgado, Miguel Ángel Durán Abad, detenido en Brasil.

Tania Varela era una prometedora abogada de Cambados que durante un tiempo se hizo cargo del Instituto de la Mujer de la localidad. En 2000 inició una relación con el hijastro de Oubiña y todo cambió. De defender al capo, pasó a participar en sus negocios y cayó con él en 2006, en relación a un alijo de 2.000 toneladas de cocaína. Es entonces cuando entra en escena el letrado Díaz Moñux, que en su día había defendido a narcos como "Sito Miñanco". Moñux la sacó de la cárcel y la metió en el bufete de Emilio Murcia, del que era socio, y que entre otras defensas llevaba la de la Asociación de Víctimas del Terrorismo. Moñux y Varela estuvieron en el juicio de la "operación Pipol", en el que se juzgaba a una red en la que participaban el exminero José Emilio Suárez Trashorras -uno de los máximos condenados de los atentados del 11-M- y su cuñado Antonio Toro. Moñux defendía al expolicía local Laurencio Castaño, que fue condenado a 11 años.

Moñux y Varela iniciaron una relación sentimental, que se cimentó durante el juicio de Gijón. Dos años después se produciría el crimen. Moñux fue abatido por unos sicarios. Tania Varela no recibió un rasguño. Tras aquello, desapareció del mapa. Poco después era condenada a siete años de cárcel por su participación en alijo de Pérez Lago. Éste cantó de plano y condenó a su expareja. Mucho se ha especulado sobre el crimen. Moñux había comenzado a defender a miembros de la mafia rusa. Se habla de un alijo que pudo robar a los colombianos. Pero lo que extraña a los investigadores es que Tania Varela, de la que se desconoce de qué ha vivido todos estos años en la clandestinidad, saliese sin un rasguño de aquel tiroteo.