Presume de buena mano con los ancianos, y incluso ahora está cuidando a una mujer de 88 años. Pero, según las sentencias dictadas por la sección séptima de la Audiencia de Alicante y la sección primera de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, ese altruismo es más bien una fachada. María Ignacia I., allerana de Caborana, y con muchos vínculos en Asturias -tiene una empresa con sede en Gijón-, dirigió entre 2001 y 2008 el geriátrico "Los jardines de Clara", en Torrevieja, Alicante, y según los fallos antes citados, esquilmó a un anciano de la residencia la friolera de 90.000 euros, con parte de los cuales llegó a comprarse un Jaguar valorado en "36.000 y pico", según su propia declaración en el juicio.

Ante el juez, la mujer se justificó asegurando que el hombre no se llevaba bien con sus hijos y no quería dejarles nada. El hombre, de 78 años, llegó al geriátrico en agosto de 2003, y ya en septiembre otorgó un poder ante notario a la directora del centro. Tenía capacidad para vender sus propiedades. Según las sentencias, al parecer no se aprovechó del estado mental del anciano.

Nada más otorgarse el poder, y siempre según las sentencias antedichas, María Ignacia ya vendió tres parcelas del anciano, por un precio confesado de 54.000 euros, el dinero que usó para comprarse el Jaguar. En noviembre de ese año vendió otra parcela por 36.000 euros. Los ingresó en una cuenta a su nombre de la que luego sacó el dinero, diez meses después del fallecimiento del anciano.

Dilaciones indebidas

Algo debieron olerse los herederos del anciano, puesto que lo sacaron de la residencia en febrero de 2004. El hombre moriría en mayo de ese mismo año. Pero los herederos no se quedaron de brazos cruzado e iniciaron un pleito un año después, en 2005.

Sin embargo, el juicio en la Audiencia de Alicante no se produciría hasta noviembre de 2016. La mujer fue condenada a tres años de cárcel. El ministerio público reclamaba una condena muy superior, de diez años, pero en este caso eran palmarias las dilaciones indebidas, ya que pasaron un total de trece años desde la comisión de los hechos hasta la celebración del juicio. Ahora, esta allerana, que tiene 66 años de edad, tendrá que ingresar en prisión para cumplir los tres años de condena a los que ha sido condenada.