La Guardia Civil, en su cuenta oficial, y hasta el propio ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, se hicieron eco en las redes sociales de lo que había pasado e hicieron un llamamiento para tratar de localizar al responsable de que la perra Cira casi perdiera la vida tras ser atacada con ácido.

Eso pasó en otoño del año pasado y el caso sigue sin culpables. Aunque los dueños del animal tenían sospechas de quién podía estar detrás del ataque, y así se lo comunicaron a la Benemérita, no había pruebas contra el hombre señalado y no se le llegó a detener.

Ocurría en la urbanización Montepinar, en la población de El Esparragal (Murcia). Sergio, uno de los dueños de Cira, explicó que alguien, a través de la valla del recinto de su vivienda, roció «con algún tipo de líquido corrosivo» a su mascota, y le causó lesiones de las que él y su pareja se percataron al llegar a su domicilio.

Cira sufrió quemaduras en la lengua, la cabeza y los ojos. Los dueños de Cira la llevaron al veterinario de urgencia en Churra. La perrita, de raza Pinscher, tuvo que ser intervenida quirúrgicamente. Posteriormente, la pareja acudió al cuartel de Cabezo de Torres, a poner la denuncia.

Hoy en día, Cira está «mejor, recuperada, pero con secuelas», comenta Sergio. Lo que más lamenta es que «no nos han dicho nada, ni he visto a la Guardia Civil por aquí preguntando». Lo que le hicieron a la perra «habrá prescrito o lo que sea. Ya nos lo dijeron desde el principio: que, como nadie había visto nada, iba a ser muy difícil», apunta el joven.

En opinión de Sergio, «esto no es CSI, pero, para mí, como si lo fuera. Somos veinte vecinos. Podrían haber ido descartando».

Se da la circunstancia de que, apenas cinco días antes de Cira fuese rociada con ácido, dos vecinos de la urbanización se vieron las caras en los juzgados. Uno de ellos denunció al otro. «Su perro ladraba y el otro lo amenazó. Dijo ´como no se calle el perro, lo voy a callar yo´», relata Sergio. Sin embargo, una vez en la Ciudad de la Justicia, el vecino optó por quitar la denuncia y el caso se archivó.

En el domicilio de Sergio, además de Cira, vive otra perra, de raza pastor alemán, que tiene ya 16 años «y apenas se puede mover», señala su dueño. Cuando la perra mayor falte, Sergio lo tiene claro: se muda de casa. «Me voy de aquí volando», asegura.

España encabeza la vergonzante lista de paises europeos donde más casos de maltrato animal se producen, mientras que en Murcia la vejación contra estos «seres sintientes» aumenta. Por eso, desde el Colegio Oficial de Veterinarios de Murcia se reclama una ley estatal que acabe con la diversidad de legislaciones autonómicas, e incluso municipales allí donde no hay ninguna regional, como es el caso de Murcia.