Completamente sola y sin que nadie se percatara de su muerte hasta muchos años después del óbito. Así falleció María Amparo Plaza, quien ahora tendría 78 años, aunque por el estado que presentaba su cadáver, momificado por el paso del tiempo, debió de perecer entre cuatro y cinco años atrás.

Un vecino localizó ayer por la tarde su cuerpo, en estado de momificación natural, en la cocina de su domicilio, una casa de dos plantas de construcción antigua en el valenciano barrio del Cabanyal.

Por desgracia, no se trata de un caso aislado y no es extraño que personas mayores perezcan solas en sus viviendas sin que nadie les eche en falta hasta mucho tiempo después o hasta que el hedor de sus cuerpos en descomposición alerta a sus vecinos.

En este caso ni siquiera el mal olor dio indicios de lo que le había ocurrido. Al parecer, al encontrarse en la cocina y estar toda la vivienda cerrada a cal y canto, ventanas y persianas incluidas, el cuerpo de la septuagenaria siguió poco a poco un proceso cadavérico que derivó en una momificación natural y no en la putrefacción habitual que se da en la mayoría de muertes.

No fue hasta ayer cuando César, un vecino de la finca que da al otro lado de la calle, y que comparte deslunado con la casa de la anciana, descubrió que Amparo yacía muerta. "Solo le he visto los pies y enseguida he llamado al 112. Aún tengo el susto en el cuerpo", reconocía tras el hallazgo del cadáver. Este vecino explica que se había puesto a limpiar el patio interior porque desde hacía unos días "había muchas moscas".

"Me extrañaba que no la viera desde hacía años, pero como no olía mal ni nada y no me gusta meterme en la vida de la gente ...", apunta César. Además, argumenta que la propia Amparo, que había estado trabajando mucho tiempo en Argentina, le comentó hace años que se iba a ir a vivir con una amiga. Así dio por hecho que esta había abandonado el domicilio de Valencia.

El alquiler domiciliado

María Amparo Plaza, quien al parecer no tenía familia alguna, vivía de alquiler en esta casa de la calle José Benlliure de València. El inmueble es propiedad de un fondo de inversión de Barcelona. y todo indica que la mujer seguía pagando periódicamente los 30 euros mensuales del alquiler al tener domiciliado el pago, así como su pensión.

La casa se encuentra junto a un casal fallero, pero tampoco los miembros de la Falla Escalante Guillem sospecharon nada sobre su posible muerte después de años sin verla.

"Hace muchísimos años que no la vemos, solía salir en camisón y se asomaba al balcón en verano", recuerda Laura. Los falleros le pedían permiso para colgar las banderitas de la calle en las fiestas, pero en los últimos cuatro años tampoco coincidían con ella. «Pensábamos que se había ido con algún familiar», apunta Guillermo.

Sin embargo, la Policía Nacional realizó ayer varias gestiones para tratar de localizar familiares de la mujer, aunque fueran lejanos, y no se encontró a nadie.

El cuerpo sin vida de la septuagenaria fue localizado pocos minutos antes de las 19.00 horas de ayer. Hasta el lugar, situado en el número 141 de la calle José Benlliure, acudieron agentes de la Policía Local de Valencia y una dotación de bomberos.

Una vez confirmada la llamada de alerta del vecino y comprobar que la mujer estaba momificada, se dio aviso a la Policía Nacional y se trasladaron al domicilio agentes del grupo de policía científica. En una primera inspección ocular, y tras el examen preliminar del médico forense, todo apunta a una muerte por causas naturales.

El Juzgado de Instrucción número 18 de Valencia ordenó el levantamiento del cadáver pasadas las 21.00 horas y el cuerpo momificado fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Valencia.