La muerte de Marco Antonio Murcia, el músico profesional asturiano que fue arrollado en Lanzarote por un conductor ebrio y drogado que se dio a la fuga, ha causado una gran consternación entre sus familiares y quienes gozaban de su amistad. Murcia, de 41 años, vendió hace dos meses la casa donde vivía en El Entrego (San Martín del Rey Aurelio) y cambió de aires. Ahora se dedicaba a tocar en locales de Lanzarote con su banda Club4Band, sobre todo temas de los Beatles con aire funk. En el momento del atropello, estaba en plena mudanza junto a unos amigos. La madre de Murcia viajará mañana martes a Lanzarote para hacerse cargo de los restos. Posiblemente sea incinerado. La familia quiere homenajearle en Laviana, donde este batería era muy conocido.

El siniestro se produjo a mediodía en la localidad de Tiuga. Un conductor, vecino de La Santa (Tinajo), se llevó por delante a Murcia, arrastrándolo 23 metros, cuando estaba sacando unas cosas del coche, cuya puerta quedó arrancada. El músico quedó en el suelo, con una pierna y un brazo destrozados. Falleció tres horas después en el hospital de Arrecife. El conductor, con antecedentes por atentado, fue localizado por la Policía Local en su casa, horas después. Dio 60 miligramos de etanol en la prueba de alcohol, y positivo en el test de drogas. Ayer pasó al Juzgado de guardia de Arrecife y quedó en libertad a la espera de juicio.

Judit Ramos Murcia, prima del fallecido , se mostraba ayer desolada por la muerte de este entreguín que llevaba dedicándose a la música desde 1990. Unos años después militaba en un grupo de rock duro, "Zion", y también tocó con su padre, Quino, de Carrocera. "Como él decía, le gustaba darle caña a la vida", indicó esta joven. Murcia era un tipo deportista que le gustaba cuidarse físicamente. Su página de Facebook y otra en la que publicaba a menudo, "L'Entregu y la so xente", están llenas de fotos suyas haciendo rutas de montaña y descenso en canoa. Las redes sociales se han llenado de mensajes de dolor y condolencia por la muerte de este músico que se ha ido demasiado pronto.