Vuelco en la investigación del crimen del ebanista Alfredo Suárez, cometido el 11 de noviembre de 2010, hace siete años y medio. Una persona ingresó ayer en la prisión de Asturias por su relación con este misterioso crimen, por orden del Juzgado que investiga los hechos, que mantiene el secreto de sumario, según indicaron fuentes conocedoras del caso. La Jefatura Superior de Policía mantuvo un mutismo absoluto sobre este arresto y las evidencias que han llevado a este giro. Familiares de Alfredo Suárez, que tenía 61 años cuando fue asesinado a golpes en el piso superior del negocio Brico Cook S. L. de la calle Coronel Bobes, indicaron desconocer que se hubiese producido una detención, aunque les consta que las investigaciones no se habían dejado de lado y se mantenían. De hecho, este crimen era "una espina clavada" en el prurito profesional de la Policía ovetense.

El día de los hechos, el negocio cerró a la hora de comer. La otra empleada del establecimiento se marchó a almorzar fuera, mientras en el interior se quedó Alfredo Suárez, como solía, dejando no obstante la puerta del local abierta. Cuando la mujer regresó por la tarde encontró el cadáver ebanista, en un charco de sangre. Había recibido varios golpes en la cabeza con un objeto romo. Como primera hipótesis se planteó que el crimen era el resultado de un robo que había salido mal. Al asesinado le faltaba la cartera, en la que llevaba la documentación, así como unos 30 o 40 euros. Magro botín. Sin embargo, algo no cuadraba, puesto que junto al cadáver se encontraron dos relojes que el autor o autores del asesinato no se habían llevado. Todo apuntaba a que los implicados no estaban fichados por la Policía, por tanto, no eran profesionales. Eso explicaría que no se llevasen los dos relojes.

Rutinas de la víctima

Los agentes de homicidios iniciaron una intensa investigación pare reconstruir las rutinas de la víctima, sus relaciones, sus posibles enemigos, con el fin de dar con la pista que despejase el enigma. Como ocurre muchas veces en este tipo de crímenes sin un autor evidente, la Jefatura recurrió a agentes especializados de homicidios de Madrid. Muy pocos detalles han trascendido a lo largo de estos años sobre el crimen. La investigación no solo se circunscribió a Oviedo, sino que se amplió a Gijón, donde Suárez residía y era muy conocido.