Está siendo realmente un año negro en las carreteras asturianas. Sólo en el último mes se han producido ocho víctimas mortales, lo que eleva los fallecidos a catorce -quince si se incluye el fallecimiento de un hombre que perdió la vida tras colisionar contra una fuente en el termino municipal de Oviedo-, frente a los once del año pasado por estas fechas, lo que supone un incremento del 25 por ciento.

La nefasta racha se inició el 26 de mayo, cuando una joven lavianesa, Marta Pérez Alonso, de 17 años, falleció en un choque frontal en Blimea, en San Martín del Rey Aurelio. El conductor novel que causó el siniestro dio positivo en la prueba de alcoholemia, aunque fue la velocidad inadecuada lo que causó el siniestro. Luego vendría el terrible fallecimiento de tres trabajadores de un taller mecánico de San Tirso de Abres, que colisionaron contra un camión al invadir el carril contrario, el pasado viernes, día 15. El occidente de la región quedó impactado por el fallecimiento de Andrés Pardo Barcia, lucense de 31 años; Nicolás Andrés Carbonel, uruguayo afincado en Vegadeo, de 35, y Carlos Murias González, el conductor del vehículo, veigueño de 23. Ese mismo día moría un británico al invadir el carril contrario y colisionar con un coche en Tineo.

El martes 19 un vecino de Las Regueras de 75 años chocó contra una fuente y falleció al día siguiente en el HUCA. Terrible fue también el fallecimiento de la joven vecina de Cangas de Onís, Celia García Otero, de 23 años, al invadir el carril contrario en la carretera a Panes (AS-114), antes del cruce de Isongo, y colisionar contra el coche de unos jubilados de Cabrales, que resultaron heridos, en un accidente que implicó a otros dos vehículos.