Un golpe de mala suerte llevó al pesocense Maximino Logares Sierra, de 62 años de edad, a perder la vida la noche del pasado domingo mientras circulaba con su tractor por las proximidades de la localidad de Villarmarzo. El vehículo agrario se salió de la vía, por razones que no han podido concretarse, y terminó precipitándose ladera abajo. El suceso se produjo en torno a las nueve y media de la noche, y a pesar de que hasta la zona se desplazó personal sanitario de Grandas de Salime acompañado por una ambulancia, nada se pudo hacer por salvar su vida.

La víctima era natural de la localidad pesocense, aunque residía en Oviedo, donde había trabajado durante décadas como portero en un edificio de la calle Valentín Masip. Ya jubilado, pasaba muchos fines de semana en Villarmarzo, donde mantenía aficiones como la apicultura o el cuidado de la huerta. Una de sus herramientas de trabajo era el tractor de pequeñas dimensiones que conducía en el momento de su fallecimiento.

"Siempre fue un hombre muy luchador y trabajador, ayudaba a todo el mundo encantado", explica emocionada su hija Lucía Logares. La historia de Maximino es la de un hombre que a base de esfuerzo se ganó el aprecio de los que lo conocieron. "Era el hombre más trabajador que haya conocido. Me he quedado en shock al enterarme de la noticia. Siempre nos ayudaba con todo. Si necesitabas fontanero, electricista o lo que fuera relacionado con reparaciones, siempre acudíamos a él", recuerda Fernando Menéndez, vecino de la misma calle donde el fallecido trabajó durante varias décadas, que se enteró del suceso por las esquelas del barrio. Algunos incluso habían contado con sus servicios en los últimos tiempos. "A mí me puso hace unos meses una lámpara en la habitación, siempre estaba disponible para todos", subraya María Teresa González, vecina de la misma calle. Otros como Cristina Pertierra habían tenido contacto con él en los últimos días: "Estuvo el viernes comprando en mi tienda", apunta Pertierra.

"Nació en Pesoz y siempre trabajó el campo, luego se fue a Oviedo y cuando se retiró volvió a trabajar el campo en su localidad natal, y eso que ya andaba renqueante de salud. Por lo menos no sufrió y el final le llegó donde estaban sus orígenes", relató su hija.

Durante el tiempo que pasó en Oviedo, alejado de su tierra, llegó a los corazones de los vecinos de la zona. "Era un paisano de los de antes, de los que ya no quedan. Me tiemblan las piernas sólo de recordar que ya no está", aseguraba emocionada la propietaria de un establecimiento de la zona donde Maximino Logares trabajó en Oviedo.

El pesocense, que vivía en una calle aledaña a donde desempeñaba su labor como portero, será largamente recordado por otros trabajadores de la zona. "Nos hacía chapuzas frecuentemente. No se le podría llamar trabajador, sino diez veces más. Incluso cuando la gente venía a comprar algo y preguntaba por alguien para instalárselo, les aconsejábamos a Maximino, y nunca hubo ni la más mínima queja", relata Jaime Alonso, propietario de una ferretería en la zona. "Era una persona increíble, hay pocos así, un hombre hecho y derecho", agregó Alonso sin poder creer aún la noticia.

"Queda en nuestro recuerdo un hombre que se ganó todo lo que consiguió. Aunque no pudimos despedirnos de él, sabía que lo queríamos mucho", aseguró su hija Lucía, quien sentenció: "Al menos no sufrió".

Tras el levantamiento del cadáver, los restos mortales del hombre fueron trasladados hasta Oviedo, donde se le practicó la autopsia. La prueba permitirá conocer si la víctima sufrió algún tipo de problema de salud mientras conducía el tractor que pudiera provocar el accidente.