"Estoy destrozado, llevo desde ayer (por anteayer, día de la tragedia) tirado en casa como un perro". Son las palabras entrecortadas de Guillermo Muñiz, el propietario de los perros que atacaron en la mañana de este martes a su vecino, el anciano Evangelista Canto, de 87 años, que fallecía a última hora de la tarde por la gravedad de las heridas. Los perros se cebaron con los brazos de Evangelista Canto, que el martes dio su último paseo por Arniella, adonde solía ir a visitar a su amigo Guillermo Muñiz para charlar y pasar el rato.

Los médicos del HUCA no pudieron hacer nada para salvarle la vida. "Es una desgracia tremenda, los perros le conocían, pero él debió de espantarles con el cayado que solía llevar y entonces le atacaron", lamenta Muñiz, nervioso, con la voz temblorosa y los ojos emocionados.

Los hijos del fallecido ya han dicho desde un primer momento que lo que sucedió responde a una "fatalidad", ya que fue Evangelista el que accedió a la finca de su amigo abriendo la portilla y sin avisar. Dentro, seis perros, todos ellos cruzados y sólo uno con la documentación en regla (el chip y la cartilla de vacunación), atacaron al anciano hasta dejarle prácticamente sin vida en el patio de su amigo Guillermo. "No sé lo que pasó, no me dio tiempo a nada, me lo encontré en el suelo, rodeado de sangre. Es una desgracia tremenda, tremenda...", asegura el propietario de los perros y amigo de la víctima. "Solía venir a verme por aquí y los perros le conocían. Es una fatalidad", añade el vecino de Arniella mientras cierra la portilla que justo el martes su amigo abrió para visitarle y que le llevó a la muerte. Aunque los perros de Guillermo Muñiz no estaban con su cartilla de vacunación y su chip en regla, salvo uno, esto podría acarrearle al propietario una sanción administrativa, pero el dramático suceso se desvincula totalmente de esta circunstancia, según explican los efectivos de la Guardia Civil. Los perros están bajo el cuidado de su dueño pero a disposición de la autoridad judicial si lo reclama.

El pueblo de Arniella está abatido con la tremenda muerte de Evangelista Canto, un hombre mayor al que todos tenían cariño y que solía salir a pasear por las mañanas apoyado en su cayado, con el paso lento que dejan los años, y que disfrutaba de los rayos del sol sentado en la marquesina que hay enfrente a su casa. Viudo desde hace dos años, este ganadero retirado mataba los ratos de soledad hablando con sus vecinos. Guillermo Muñiz era una de sus visitas habituales.

El fallecido, natural de Infiesto, vivía con uno de sus hijos en Arniella, y era éste el que se encargaba del cuidado de su padre. Pero el martes el hijo tuvo que ir un momento al centro de salud a buscar unos análisis y su padre aprovechó para salir a dar un paseo, algo que solía hacer a menudo. "Es una pena que Evangelista haya muerto así. Un auténtico drama", concreta un vecino de puerta del fallecido que prefiere no revelar su identidad, "porque ya está todo dicho. Que descanse en paz el hombre".

Agentes de la Guardia Civil y del Seprona se personaron ayer a primera hora de la mañana en la casa de Guillermo Muñiz, en la finca La Pomarada, donde vive acompañado de sus perros; ahora nadie sabe qué va a hacer con ellos. Muñiz, aún conmocionado, intentó ya por la mañana bajar a ver a los hijos del fallecido para transmitirles sus condolencias por lo sucedido, pero no estaban en casa. Es un drama del que, reconoce, "no se recompone nadie". El funeral de Evangelista Canto será hoy, a las cinco y media, en San Martín de Anes (Siero).