"Estoy bien, aunque me duele mucho el costado". Con estas palabras, José Manuel Pulgar, "Josman", superviviente en el accidente aéreo de México que se saldó sin fallecidos, trataba de transmitir tranquilidad a sus amigos y conocidos. Ayer permanecía ingresado en el hospital militar de Durango a la espera de que le hicieran más pruebas, aunque su único deseo era "salir cuanto antes para poder ver a mis hijos", afirmaba al otro lado del teléfono.

Pulgar, de 43 años y natural de Lena, estaba en México de vacaciones, ya que su mujer es de Durango. En esta ocasión viajaba solo, ya que tenía que reincorporarse hoy a su puesto en el pozo Nicolasa de Mieres. El lenense recordaba que "el primer intento de aterrizaje fue bien, pero al segundo ya se descontroló todo y fue brutal, sentimos el calor del fuego en el interior del avión". Consiguió salir de la aeronave por su propio pie, aunque también aprovechó para ayudar a otras personas que habían resultado heridas, entre ellas al piloto. "La suerte fue que en los intentos de aterrizaje perdimos los motores y el combustible, porque si no no lo hubiéramos contado", aseguró. Y aunque, como el resto del pasaje, este lenense ha vuelto a nacer, aseguró que "lo que más me emocionó es que había muchos niños en el vuelo y están todos a salvo".

Ya en el hospital, Pulgar se muestra aquejado de un dolor en el costado. Tiene un corte encima de la ingle y varias contusiones. "Me duele el costado y no sé si tengo una costilla rota o es una contusión muy fuerte, porque me duele mucho", destacó. En un principio, querían haberle dado el alta médica, pero debido a sus dolores, "quieren hacer alguna prueba más". Sobre el trato recibido, este hombre solo pudo mostrar agradecimiento. "Es un hospital excelente, no tiene nada que envidiar a los que tenemos aquí, subrayó. Aun así, Pulgar está deseando salir del hospital "para llegar a mi casa, que es donde me voy a relajar, ahora sólo pienso en el accidente y me acuerdo de una señora que me daba abrazos todo el rato". También quiere volver a su puesto de trabajo en el pozo mierense, donde debería haberse reincorporado hoy. "El jefe me va a matar", decía con buen humor. Como minero, señaló que "he tenido alguna mala experiencia dentro del pozo, pero nada comparable a esto". Así, hizo alusión a un problema trabajando con "aguas colgadas", donde "lo pasé bastante mal, pero ni comparación".

El suceso ya ha sido bautizado como "El milagro de Durango". El avión, que hacía la ruta entre Durango y Ciudad de México transportaba a 103 personas a bordo (99 pasajeros y cuatro tripulantes). Afortunadamente, sólo hubo heridos, aunque las primeras imágenes que llegaron donde se mostraba un avión destrozado y en llamas hicieron presagiar lo peor. Las primeras investigaciones afirmaban que el accidente pudo haber sido ocasionado por "condiciones climáticas adversas" que prevalecían en la zona.