Las nuevas tecnologías se han convertido en un serio enemigo de la libertad sexual. En los últimos días la Policía Nacional ha detectado en Asturias la existencia de varios casos de "sextorsión". Se trata de un sistema de estafa sexual por el cual las redes mafiosas amenazan a ciudadanos, a través de correo electrónico, con divulgar supuestos vídeos sexuales en los que aparecen. Los delincuentes, de origen extranjero, solicitan al afectado el pago de una cantidad económica en la moneda virtual bitcoins para no compartir el (inexistente) vídeo con sus contactos. Este tipo de chantaje se suma al detectado hace dos años, que sí utilizaba vídeos reales de los usuarios, posteriormente manipulados, en los que aparecían masturbándose mientras hablaban por videoconferencia con quien ellos creían que era una mujer.

Todo comienza con un correo electrónico, el usuario lo recibe y de repente entra en pánico. Es un mensaje habitualmente escrito en inglés o mal traducido al castellano en el cual se advierte al receptor de que su ordenador ha sido infectado y se le ha grabado un vídeo comprometido mientras visitaba páginas web pornográficas.

A continuación, en este texto que habitualmente se envía desde cuentas de correo electrónico de Google o Microsoft, los extorsionadores aseguran haber conseguido los contactos de quien lo recibe. En algunos casos incluso se adjunta una contraseña asociada a la cuenta, para darle mayor credibilidad.

De la conjunción de esos dos factores resulta la estafa. El correo electrónico solicita al receptor el pago de una determinada cantidad económica en bitcoins. Si no, se lo enviarán a sus personas cercanas. La Policía Nacional recomienda no hacer caso a estos mensajes de delincuentes y cambiar la contraseña de los servicios online en caso de que se incluya en el mensaje.

Hace dos años se habían detectado casos de chantaje que sí se basaban en vídeos grabados realmente a distintos ciudadanos, obtenidos a través de Skype, la plataforma de videoconferencia. En esos casos, los afectados eran contactados por mujeres atractivas a través de las redes sociales.

Rápidamente iniciaban una conversación que iba subiendo de tono y ellas les pedían mostrarse en actitudes sexuales frente a la cámara del ordenador. En algunos casos bastaba con un segundo de conexión para que las mafias, con base en Costa de Marfil, montaran un falso vídeo del perjudicado y comenzase el chantaje. Al igual que en estos últimos casos se amenazaba al usuario con divulgarlo a sus familiares, amigos e incluso jefes de trabajo.